Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2015 Mil tratados de psicología sobre Tiger y sus circunstancias

Mil tratados de psicología sobre Tiger y sus circunstancias

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Es una vez más el centro de casi todas las miradas. Y la comidilla de casi todas las conversaciones. Pero, a falta de unas horas para que Tiger Woods salga a jugar la primera ronda del Masters, la emoción se desborda más que en sus mejores tiempos, precisamente porque existe un grado de incertidumbre inusitado.

Son muchos los analistas en Augusta (y aquí se concentran ahora todos los mejores) que han creído ver al mejor Tiger, tanto en el campo de practicas como en las rondas de entrenamiento. Mark O’Meara casi se comportó como su padre, o como su entrenador, durante la ronda del martes, supervisando desde muy cerca algunos de los chips que el californiano practicaba aquí y allá. Alentando y arropando. Woods, además, se muestra más dicharachero y bromista que nunca. Con la prensa, con los compañeros… El miércoles se cruzaba con Ben Crenshaw en la casa club y le decía: «¿con quién vas a salir a jugar? Yo estoy sólo…» Curiosamente, el veterano doble ganador del Masters (que este año juega por última vez el torneo), había quedado a jugar con Jordan Spieth. Así se lo dijo y le invitó a unirse. Tiger aceptó encantado, estrechando lazos con la nueva estrella emergente, para delirio de los aficionados.

¿De dónde proviene este nuevo Tiger? Podría ser que su propia inseguridad y los palos que se ha llevado en los últimos tiempos le hayan llevado a abrirse, a compartir, a mostrar un lado más terrestre y amable. O simplemente, como han defendido algunos de sus colegas, es que está terriblemente contento por verse de nuevo en forma y a las puertas de un gran torneo.

Sea como sea, y hablando de psicología y emociones, el escenario ineludible en el que todo el mundo se sitúa es el siguiente: ¿qué va a pasar la primera vez que Tiger se enfrente hoy a una recuperación más o menos delicada alrededor de green? Porque es una situación que se va a dar con toda seguridad. Si falla clamorosamente la primera, sólo restará comprobar si el castillo de confianza recién construido era o no de naipes… Esa es la gran cuestión, el núcleo de las apuestas que corren y de los análisis. El punto en el que nadie se moja al ciento por ciento. La emoción hecha carne.