El dato es bien conocido: desde que Horton Smith ganara la primera edición del Masters de Augusta en 1934, y Gene Sarazen se impusiera al año siguiente (1935) en la segunda edición, tan solo Fuzzy Zoeller ha ganado en el Augusta National siendo novato, y aquello ocurrió en 1979, hace ya 37 años.
Este es un obstáculo más para Rafael Cabrera Bello, por si no fuera ya complicado superar a los mejores del mundo. Porque el Augusta National es, desde luego, un campo con ‘truco’, sobre todo sus greenes y alrededores. Si la experiencia siempre es fundamental, mucho más en este recorrido, que además se juega todos los años y, por tanto, son muchos los grandes jugadores que acumulan y contrastan conocimientos edición tras edición.
¿Cómo debe afrontarse la primera vez en el Masters? Seguro que hay recetas de todo tipo, pero ya que Cabrera Bello será el decimocuarto jugador en la historia del golf español que se estrena en este torneo, parecía razonable acudir a las vivencias en el coloso de Georgia de los dos anteriores ‘rookies’ españoles, precisamente en el año de su estreno: Álvaro Quirós, que fue el decimosegundo, y Gonzalo Fernández Castaño, el decimotercero.
Ambos entienden que es casi imposible evitar un exceso de información. Pero a partir de ahí hay maneras y maneras de gestionar el momento. Quirós, por ejemplo, cree que «es muy importante no pretender saberlo todo el primer día. Tomárselo como un proceso un poco más lento de lo habitual, asumiendo con naturalidad que vas a cometer algún error de estrategia. La clave está en evitar el exceso de información en tu cabeza, porque puede llegar a bloquearte».
Fernández Castaño entiende que «es mucha la información que necesitas para jugar este campo con ciertas garantías de éxito, pero por eso mismo se te pueden llegar a atragantar un poco tantos datos». El madrileño tiene, así pues, dos consejos para Rafa: «le diría en primer lugar que saboree al máximo la oportunidad. Y que se arrime a algún veterano para exprimir toda la información que pueda sobre los greenes y las posiciones de bandera». En este sentido, Cabrera Bello no podrá contar con dos buenos aliados, José María Olazábal y Miguel Ángel Jiménez. «Yo tuve la suerte de tener a Chema como guía en mi primera vez y la ayuda fue increíble», explica Gonzalo. «También estaba Miguel y a ambos les encanta ayudar y compartir sus conocimientos, tal y como hizo antes Seve con ellos».
Seguramente, el consejo más repetido a los novatos en la historia del Masters es el de dejar siempre la bola por debajo de la bandera. «Quizá ya suene a tópico, pero es que es verdad. Conviene dejarte siempre un putt cuesta arriba, porque cuesta bajo, en esos greenes y mucho más si hace buen tiempo, siempre hay que tirarlos muy defensivos y es complicado embocarlos», añade Quirós.
Si el de Guadiaro pudiera retroceder en el tiempo y volver a debutar en un Masters, tiene claro cuál sería el principio general a aplicar: «divertirse, aunque suene poco realista. Pero esa es la clave: divertirse y perderle completamente el respeto a la repercusión en el resultado que pueda tener un golpe malo». Fernández Castaño va un poco más lejos. Por muchos enigmas que encierre el campo, al final lo más importante es cómo llega cada cual a la cita. «El primer Masters es el más difícil porque partes con desventaja respecto a muchos jugadores, pero creo que Rafa puede aspirar a todo en el momento de juego tan extraordinario en el que llega. Tiene que asimilar la información de los tres días de práctica y, a partir de ahí, dejarse llevar. Que haga exactamente lo que ha venido haciendo este año y el domingo, sin comerlo ni beberlo, se puede ver con opciones de chaqueta», concluye.
