Mientras Sergio García celebraba su victoria en el Masters, algunos de sus rivales en el Augusta National Golf Club lamentaban las oportunidades perdidas durante el torneo. En especial, el segundo clasificado, Justin Rose, que tuvo el triunfo en su mano a pocos hoyos del final, pero sufrió la gran remontada del golfista de Borriol dejándole por segunda vez en su carrera con la miel en los labios.
«Estuve realmente cerca», confesó Rose, que también fue segundo hace un par de años. «Me sentí muy bien. Sentí que tenía en control, que estaba seguro y positivo. Y aunque Sergio protagonizó una gran remontada, yo dependía de mí mismo. Pero no siempre es fácil…», añadió.
«Siempre me he dicho que iba a ganar grandes torneos y a perder grandes torneos, pero hay que estar dispuesto a perderlos. Hay que saber ponerse ahí. Hay mucha presión fuera y si no estás dispuesto a soportarla, no estás preparado para ganar este tipo de torneos», explicó Rose.
Jordan Spieth, ganador en 2015, firmó un decepcionante 75 en la última ronda, con tres golpes sobre el par del campo, para terminar en 11ª posición empatado con su compañero en la última ronda, Rickie Fowler. Ambos lamentaron no haberse puesto las cosas más difíciles entre ellos, un pique amistoso que habría resultado sin duda positivo para ambos.
«Si hubiéramos sido capaces de alimentarnos el uno al otro, habríamos podido avanzar como lo hicieron Sergio y Justin. Podríamos haberlo conseguido, sin duda, ambos somos capaces. Y el escenario no era especialmente complicado, pero no pasó», reconoció Spieth.
Fowler, en la misma línea, señaló: «Los dos podríamos haber jugado mejor, sin duda. Hacer tres bogeys en los últimos tres hoyos no ayudó. Hoy no hice nada. No metí los putts que hay que meter para coger impulso y crecer», añadió. El año que viene volverán con más fuerza…
Rickie Fowler es embajador de la marca Mercedes-Benz, patrocinador mundial del Masters de Augusta.
