Son las ocho de la mañana en Augusta y hace frío. Mucho frío. El termómetro apenas alcanza los seis grados. Jack Nicklaus y Gary Player no paran de hablar envueltos en una nube de vaho. Conversan, ríen, dialogan con el público y hasta se acercan al oído para intercambiar alguna confidencia. El tee del hoyo 1 está abarrotado. Parece domingo.
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— Masters Tournament (@TheMasters) 5 de abril de 2018
La tradición del golpe de honor del Masters es preciosa, pero aún sobrecoge más el respeto y la admiración que profesa el público ante ella. Hay filas y filas de espectadores. De hecho, muchos no han podido llegar a tiempo por el espeso atasco que se forma cada jueves para acudir al ritual. También hay jugadores, como cada año. Uno de ellos es Tommy Fleetwood. El inglés no sale hasta dentro de dos horas, pero no se lo quiere perder.
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El honor inicial es para Gary Player, por aquello de la edad, aunque resulta increíble a la vista de su estado físico que tenga 82 años, los mismos que tiene el Masters. Se le ve activo. Duro. Hace un solo swing de práctica y le pega a la bola. Excelente. Ovación del público. Ovación de Nicklaus.
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Turno para el Oso Dorado. 78 años tiene. Su físico no desprende el vigor de Player, pero se le nota en forma. Bromea con el público, hace varios swings de práctica (tres exactamente) y le pega. Más aplausos. El Masters ha comenzado. Preciosa tradición. Ya se pueden sentar todos otra vez y disfrutar del espectáculo.
The golf balls used in this morning’s Honorary Starters ceremony, autographed by @garyplayer and @jacknicklaus. #themasters pic.twitter.com/O5cWpO8iJX
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