– Algunas preguntas y respuestas de puro sentido común para ponernos en situación, aunque admitamos de entrada que el sentido común pueda ser el menos común de los sentidos en la ronda final de un Grande. Un ejemplo bien reciente de ello: quién le iba a decir a Phil Mickelson que, saliendo a un golpe del líder el domingo, en el British de Royal Troon 2016, aún perdería el torneo por tres golpes después de firmar un 65…
CRÓNICA: Rahm vuela en Augusta y se mete en la pelea por la Chaqueta
Vayamos con las tres cuestiones. ¿Puede ganar Jon Rahm el Masters de Augusta, saliendo el domingo a seis golpes del líder, Patrick Reed? Por supuesto que puede. ¿Depende exclusivamente de él? Desde luego que no, sólo el líder destacado depende de sí mismo en el actual escenario. Otra cosa es que lo que tú vayas haciendo por delante pueda en efecto condicionar, disparar, la frecuencia cardíaca de Patrick Reed… ¿Reducimos el ramillete de candidatos a cinco jugadores (Reed, McIlroy, Fowler, Rahm y Stenson)? Parece lo más práctico y objetivo en estos momentos, aunque el español ya va metido con calzador y no digamos el sueco.
Jon Rahm, por un lado, hoy va a jugar su octava ronda de competición en el Augusta National; por otro, está disputando su séptimo Grande, el sexto como profesional
– Un par de datos que conviene recordar a la hora de ponernos exigentes con el de Barrika. Por un lado, hoy va a jugar su octava ronda de competición en el Augusta National; por otro, está disputando su séptimo Grande, el sexto como profesional. Y ahí lo tenemos, saliendo con alguna opción el domingo en el Augusta National después de igualar el sábado el mejor resultado (65) que un español ha cerrado nunca en el Masters: lo hizo también Álvaro Quirós en la primera ronda de 2011, pero nuestros tres campeones, Seve, Chema y Sergio, nunca lo han firmado; de hecho, Seve tiene en su haber una sola vuelta de 66 golpes, Sergio, dos, y Olazábal, tres…
Y si tiene opciones de ganar también las tiene, aunque menos todavía, de salir de aquí como Número 1 del mundo (necesitaría ganar, que Dustin Johnson acabara noveno o peor y que Justin Thomas finalizara tercero empatado con otro o peor). En fin, vamos a dejarlo aquí, porque lejos de nuestra intención está el ponernos a narrar el cuento de la lechera, más bien se trataba de lo contrario, de recordar lo que ya ha hecho y dónde está en tan poco tiempo, precisamente para no ponernos estupendos y exigir más de la cuenta. Dejemos que ocurran las cosas cuando toque. De momento, nunca se había afrontado el domingo de un ‘major’ en esta situación, pues sea bienvenido a esta nueva casilla del tablero, de oca a oca y tiro porque me toca…
Jon pone la cabeza en su sitio justo a tiempo…
– La misma regla de tres puede y debe aplicarse Jon Rahm, sobre todo en las horas previas a esta última ronda: asimilar con naturalidad que él está aquí para quedarse, ocurra lo que ocurra hoy, gozar el momento hasta donde sea posible e ignorar a la lechera del cuento.
Reed, el líder que afronta un reto nunca superado en Augusta
– Es imposible que hoy no recordemos en algún momento aquel hoyo 8 de Medinah en el partido McIlroy-Reed de los individuales del domingo de la Ryder de 2016: purazo de Rory, explosión del norirlandés, que gritó y retó al público sin pudor alguno, un buen puro de Reed, más corto pero tremendo en cualquier caso, gestos del norteamericano en respuesta a la celebración anterior, apuntando directamente a McIlroy… Y Rory esperándolo a la salida del green para chocar los puños. Aquello fue un bonito gesto deportivo, pero también el reconocimiento tácito de que por ahí no iba a seguir tensando la cuerda…
– Es muy probable que Rafa Cabrera Bello se marche de este Masters con la sensación de no haber dado con la tecla apropiada en el momento apropiado, o bien de haber dejado escapar la oportunidad de haber hecho algo más grande. Pero en realidad se lleva ya tres momentazos envueltos en papel de regalo, además de lo que pueda conseguir hoy, que todavía es mucho e interesante. Para empezar los tee times de jueves y viernes, junto a Dustin Johnson y Justin Rose, todo un reconocimiento a la exclusiva dimensión en la que se mueve en los últimos tiempos; continuando por aquel ratito en el que fue líder del Masters, recién pasado el meridiano de la segunda ronda; y finalizando con el partido dominical junto a Tiger Woods que el azar, los birdies y los bogeys han dispuesto.
