Lo primero es lo primero, porque ayer me lo dejé en el tintero: creo que el asunto del “five, five” del caddie de Koepka no deja lugar a la duda y era una penalidad de libro. Mi duda era si el que recibe la información sin haberla pedido también debe ser sancionado, pero me he informado bien y como mínimo tiene que serlo el que da el consejo, en este caso el caddie de Koepka. Por lo demás, y espero que nadie se escandalice, este tipo de situaciones son más comunes de lo que la gente o los aficionados piensan. A lo mejor no de una manera tan descarada, pero es así. Es un incidente de pura torpeza, pero las reglas son las reglas y no podemos obviar que dos golpes, que son los que tenía que haber recibido de penalidad, pueden decidir todo un Masters de Augusta.
Dos apuntes obligatorios: decepción absoluta con Rory y sorpresa enorme con Scheffler, al que ayer todos veíamos haciéndose otro menos tres, o menos cuatro, o al menos jugando por debajo del par y resulta que se ha quedado sin posibilidades de victoria. A nosotros nos queda la opción de Jon Rahm…
A ver cuáles son exactamente las condiciones de juego este sábado, pero yo de verdad confío en que Jon pueda al menos mantenerse en ese -9 que tiene ahora mismo, recuperando en los pares 5 el terreno que pueda perder aquí o allá. Al margen del agua y del viento, la caída tan radical de la temperatura es otro factor a tener muy en cuenta, porque parece que puede bajar entre 18 ó 19 grados centígrados, que es una diferencia muy bestia. Hay que pensar que si tú estás pegando ayer 210 yardas con el hierro 6, hoy puedes perder cerca de un diez por ciento de distancia con veinte grados menos y quedarte en 185 yardas de vuelo…
Vamos a ver de lo que es capaz Koepka de aquí al final. No es desde luego uno de esos jugadores que estoy deseando que ganen el Masters, pero está jugando muy bien y va a ser complicado quitarlo de ahí arriba.
