El ‘fivegate‘ sigue coleando en las entrañas de Augusta. Las explicaciones de Brooks Koepka no convencieron a casi nadie y, aunque legalmente no se pueda hacer nada porque prevalece la palabra del jugador, la sombra de duda no va a desaparecer así como así.
Ya saben, el ‘fivegate’ se refiere a la ‘cazada’ de televisión a Rickie Elliott, caddie de Koepka, diciendo claramente a Thomas Little, caddie de Gary Woodland, la palabra «five«, cinco en inglés, segundos después de que su jefe pegara un hierro 5 a green en el hoyo 15 desde una situación similar a la que estaba Woodland. Da toda la impresión de que le estaba pasando la información, algo que está absolutamente prohibido por las reglas de golf, puesto que supone dar ventaja a un jugador respecto al resto.
Pues bien, sólo quedaba saber la versión de Woodland. Ha hablado este viernes después de la segunda ronda y sigue defendiendo su honestidad… y la de Koepka. «Yo no tenía ni idea del palo que había pegado Brooks… y menos mal, porque de haberlo sabido habría terminado en el agua. Si sé que él pegó un hierro 5 yo habría pegado el 6 y no habría llegado a green. Por suerte, yo no sabía nada y pegué también el 5. Fue el palo que me dijo mi caddie», asegura el campeón del US Open.
Ya cuando iban camino del green, Woodland sí le preguntó a Koepka qué palo había pegado, ratificando la versión de su buen amigo, y respiró aliviado. «Fue una suerte no saberlo». ¿Sobreactuación? Quién sabe…
Preguntado sobre si es una práctica habitual lo de compartir información con otros jugadores y caddies, Woodland contó lo siguiente: «Normalmente los caddies se lo dicen a los medios de comunicación a través de los operadores de televisión. Están en cada hoyo, se lo dicen y así es fácil enterarte por ahí y normalmente se lo dicen a ellos, así que es fácil cogerlo de ahí. No sé si había un tipo del boom o no. No lo sé».
E insistió para rematar: «No creo que nadie intente sacar ventaja de nadie. Todos estamos tratando de vencer a los demás. Fue una situación desafortunada. Como dije, no vi nada, no oí nada. Por suerte para mí, no lo vi, porque habría pegado un hierro 6 si hubiera sabido que había pegado un hierro 5». Fin de la historia.