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La desesperación de Álvaro Quirós

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No pierde el buen humor. Le gasta una broma a Kaymer, le suelta una guasa a Gross, se ríe a carcajadas con Gonzalo… Sin embargo, la realidad es que Álvaro Quirós está muy preocupado. Se siente fuera de swing y no encuentra la varita mágica…

«Estoy pegando muy mal a la bola, estoy fuera de orden. Ando perdido con el swing y así es imposible hacer algo en un campo con estas condiciones y rodeado de estos rivales», confiesa el de Guadiaro a Tengolf pocos minutos después de acabar su ronda de prácticas de 18 hoyos.

Desde luego, no son los mejores augurios a 36 horas de que empiece el Open Championship. No obstante, Quirós no arroja la toalla. No es de esos. «A ver si entre esta tarde y mañana encontramos la tecla que está desajustada, a ver si tocamos algo y se produce el milagro», señala.

¿Qué puede ser ése resorte salvador? «No lo sé. Se trata de probar cosas hasta encontrar una que no se vaya de un día para otro, que funcione. Me decían que podía ser falta de ritmo, pero eso no es porque ya he pegado sin ritmo y con ritmo. También que si me levantaba, pero nada… Todo han sido de momento casualidades, sigo buscando…».

Lo cierto es que el problema viene de largo. «Llevo dos meses que no termino de jugar bien. Al principio eres paciente, pero con el paso del tiempo te vas desesperando y cada vez estás más desconfiado», explica.

Nada más terminar los 18 hoyos, Quirós come rápido y se marcha al campo de prácticas. «Qué quieres que te diga, en 20 minutos en la cancha. No hay otra», le dice a su caddie, Allister McLean. Por cierto, con su eterno buen humor, Álvaro nos explica el cambio de caddie. «Cambié precisamente por el proceso en el que estoy. Estaba buscando frescura, un giro, no sé, algo… Con el anterior estaba bien, no había problemas, pero aquí ocurre como en los equipos de fútbol, que cuando no hay resultados el primero que sale es el entrenador…».

McLean es escocés y llevó durante un tiempo la bolsa de Colin Montgomerie.