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Amarga despedida de la Armada de Valhalla

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Domingo duro y complicado para Sergio García, Gonzalo Fernández Castaño y Rafa Cabrera Bello en Valhalla. Amarga ronda final de PGA Championship con mucha agua y la sensación de que los tres merecieron acabar más arriba de lo que dicta la clasificación.

Sergio García (-3) fue el mejor, puesto 36º. El de Borriol terminó con una tarjeta de 73 golpes, pegando muy buenos tiros de tee a green, pero desesperado con el putter y acabando con tres bogeys en los cuatro últimos hoyos. Ha sido una tónica durante toda la semana, aunque ayer se agravó un poco más. Apenas metió un putt de más de dos metros en toda la ronda, y eso a pesar de que fue el día que más greenes en regulación cazó.

En líneas generales se trata de una buena actuación, aunque le faltó rematar en los greenes. Su juego largo sigue fino y preparado para los playoffs de la FedEX Cup y la Ryder Cup y del putter no hay que preocuparse demasiado este año. Simplemente, no se hizo a la velocidad de Valhalla.

Gonzalo Fernández Castaño (PAR) pasó el corte en el PGA y ése era su primer objetivo cuando aterrizó en Kentucky. Por ahí, misión cumplida, aunque al madrileño le queda una pequeña sensación amarga. Ha pegado tiros muy buenos, algunos, como en el 4 el sábado, de los mejores del torneo, pero los ha alternado con errores que le han costado muy caro. Finaliza en el puesto 59º tras una ronda final de 71 golpes. Seguramente, la acumulación de semanas (son ya seis consecutivas y al menos le quedan dos más) empieza a pasar factura. Hoy y mañana, al menos, dormirá en su casa de Miami antes de volar hacia Greensboro para jugar el Wyndham.

Rafa Cabrera Bello (+9), puesto 74º, ha firmado un fin de semana y, sobre todo, un domingo para olvidar. El canario hizo 80 golpes y no hay mucho más que añadir, pero lo cierto, y no es un ejercicio desesperado por poner paños calientes, es que su juego ha estado mucho mejor de lo que demuestra ese resultado. Empezó bien la ronda, pateando para birdie en todos los hoyos, jugando sólido, pero al primer error cayó un doble bogey en el 7. A partir de ahí, muchos problemas. Fue uno de esos días en los que todo lo que podía salir salir mal, acabó saliendo peor. En cualquier caso, un major más y acumulando experiencia, aunque Rafa tiene ganas de desquitarse de una vez por todas un fin de semana de un grande.