– Definitivamente, resulta pasmosa la capacidad adquirida por Rory McIlroy para asumir situaciones de presión con naturalidad. No despeja ni un balón fuera.
Ayer se le planteaba que a día de hoy parece sentirse muy cómodo liderando una clasificación. Esta fue su respuesta: «en el principio de mi carrera no lo fue, sobre todo en el Masters de 2011, cuando perdí una ventaja de cuatro golpes. Mi mentalidad desde entonces cambió: si tienes dos golpes de ventaja, busca el tercero; si tienes tres, buscar el cuarto; si tienes cuatro, busca el quinto… Esta es mi mentalidad ahora cuando lidero un torneo de golf. Después de lo que me pasó en Augusta me dije: nunca más. Creo que no existe la manera de jugar a conservar un liderato».
Está casi empíricamente demostrado que se aprende mucho más de los errores y los malos momentos que de las etapas de abundancia y, para muestra, otro botón: aquella negra tarde en Augusta marcó un antes y un después en la carrera del norirlandés.
Aún hay más. No pretende ser arrogante, pero tampoco le hace ascos ni siente el clásico ‘yuyu’ imaginándose como ganador del PGA el domingo: «sería grande ganar mi cuarto major, dos en un año y además de forma consecutiva. Pero queda mucho golf por jugar. Pero sí, me sentiría muy feliz si estoy aquí el domingo con el trofeo Wanamaker a mi lado».
Es un Número 1 hecho y derecho. Y ejerce como tal.
– Hay que ver el daño que le hicieron a Miguel Ángel Jiménez aquellos dos fueras de límite en Hoylake. Desde entonces, nada ha marchado exactamente como el malagueño esperaba, porque sus planes pasaban por ganarse un puesto en la Ryder en estas tres últimas semanas de competición.
Justo es en momentos como el actual cuando llega la tentación de pensar que, en efecto, los años no pasan en balde. Y justo es también en momentos como el actual cuando Miguel vuelve a sorprendernos a todos con una gran actuación en cualquier torneo…
– Demoledora la respuesta de Phil Mickelson, que ha jugado jueves y viernes con Tiger, cuando le preguntaba acerca de los problemas de espalda de Woods. «No he me he dado cuenta. Sí me he percatado de que en los greenes su bola no iba al hoyo. Jugó mejor que el jueves y tuvo sus momentos… No estaba al corriente de sus dolores, pero nunca es divertido cuando la bola no va al hoyo».
– Jason Day no esperaba verse arriba tan pronto, tras un periodo de duro trabajo para volver a la buena senda de juego. El australiano, arrojado como pocos, no lo es tanto como para no dar a McIlroy como favorito. Y hasta espera disfrutar del juego de Rory yendo juntos en el partido estelar. «Estoy deseando verlo jugar», asegura.
– Martin Kaymer tiene un favorito claro para la victoria final. El alemán ha jugado junto a Rory los dos primeros días y estaba algo más que impresionado: «él es definitivamente el mejor del mundo. Es increíble cómo está jugando. Todo lo hace bien y pega veinte metros más largo que cualquiera. Su juego corto es increíble, no pierde ni un solo golpe… Jugando así es muy difícil batirle».