McIlroy ya es el líder del PGA a falta del turno de tarde de la segunda jornada, después de entregar un 67; Gonzalo Fernández Castaño (-1) y Sergio García (PAR) pasan el corte
Rory McIlroy (-9) ya es el líder provisional del PGA Championship, último major de la temporada y segundo que puede caer en la saca del norirlandés. La culpa la tiene un 67, ejecutado como el que oye caer la lluvia.
Hace apenas un mes, la expresión ‘hacerse un Rory’ podía significar muchas cosas. Casi todas buenas. Y alguna más bien estrambótica: por ejemplo, comenzar un torneo con una vuelta muy baja y pifiarla al día siguiente, tal y como hiciera en el Open de Escocia (64-78). «Es una cuestión de expectativas. Sales a jugar después de haber hecho un gran resultado el día anterior y en cuanto no salen las cosas igual de bien te presionas más de la cuenta», explicaba en su día con sencillez el de Holywood, que en 2014 ya había protagonizado varias veces una situación similar.
Hoy, ‘hacerse un Rory’ comienza a tener un único significado, y es una acción al alcance de casi nadie: dícese de la acción de rematar una vuelta de golf de alta competición muy por debajo de los setenta golpes sin que necesariamente el juego desarrollado haya sido una maravilla y que, a ser posible, sirva para liderar un ‘major’ o un World Golf Championship.
El caso es que el norirlandés acaba de completar una serie de diez vueltas de golf en ‘majors’ o campeonato del mundo con una media de 66,9 golpes. Las dos primeras citas se las llevó por delante (British y Bridgestone), veremos ahora qué ocurre, pero es evidente que el francotirador ya tiene en su mira el que podría ser su cuarto Grande en poco más de tres años.
Rory hoy se ha hecho un Rory. El jueves entregaba un tarjeta de 66 golpes en la que hubo un poco de todo, incluido un bache pronunciado, pero con un tremendo despliegue de recursos y argumentos que bien pudieron haber desembocado en un 64 con gran tranquilidad. Hoy ha jugado algo peor: ha cogido menos calles, sólo ocho, menos greenes… Pero a la hora de la verdad sigue mostrando una capacidad inmensa para hacer birdies. O eagles: hoy hacía uno, pero bien pudieron ser dos de no fallar un putt de dos metros y medio en el hoyo 7.
Ryan Palmer (-7), uno de los líderes que jugaba en el turno matutino, terminaba a dos golpes del británico. Westwood y Chappell aún pueden amenazar la posición de McIlroy en el turno de tarde, si es que Valhalla consigue superar el riesgo de tormenta (ya hubo una suspensión por la mañana) y la tercera jornada llega a feliz término.
Gonzalo Fernández Castaño (-1, hoy 70 golpes) se ha metido sobrado en el corte e iniciará la andadura del fin de semana agazapado pero en buena disposición de ganar terreno. El madrileño ha cogido hoy muchas menos calles, y sin embargo ha cazado más greenes. Así funciona esto… Sea como sea, Gonzalo sigue dando muestras de equilibrio y mejora y las expectativas halagüeñas de un gran final de temporada (jugando algo más en el circuito europeo) ganan altura.
Sergio García (PAR, hoy 72 golpes), por su parte, no termina de arrancar la moto. Estará también el fin de semana, porque el +1 está ya entrando en el corte, pero es evidente que ha perdido algo de ‘ángel’. Nada que por otro lado sea demasiado sorprendente después de dos grandes actuaciones. Le está costando al de Borriol entender Valhalla, sus greenes sobre todo. No se encuentra cómodo. Hoy se ha mostrado más seguro todavía desde el tee, pero no encuentra el modo de dejarse buenas opciones de birdie.
Hoy ha pateado sólo en cuatro ocasiones para birdie dentro del diámetro de los 15 pies (4,5 metros) y en tres hizo birdie. Aunque también hay que señalar que la lluvia ha dejado un campo larguísimo y en muchas ocasiones no era sencillo dejarla cerca de bandera. Es cierto que los greenes estaban más tiernos, pero en la balanza de ambas circunstancias ha terminado pesando más la desventaja de la distancia para los jugadores (los resultados están siendo sensiblemente peores que el jueves).
