Qué domingo de golf nos ha regalado el PGA Championship. Formidable. Qué batalla. Memorable. Qué golpes. Qué candidatos. Qué vencedor. Brooks Koepka (-16) ha conquistado el cuarto Grande de la temporada en una ronda final que se ha ganado un lugar de privilegio en el archivo de las jornadas míticas de este deporte.
Su victoria ha sido por derribo. Incontestable. Nadie se lo puso fácil y por eso es aún más grande su conquista. Su respuesta a cada ‘intento de agresión’ fue sublime. Koepka cerró todas y cada una de las puertas que sus rivales iban abriendo. Sus bombas desde el tee iban apagando cualquier rebelión, incluida la más extraordinaria de todas, las más emotiva, la de un imperial Tiger Woods (-14) que acabó segundo. Lo peleó con toda su alma y todo su golf. Levantó a los aficionados del sofá, los pegó a la tele, los volvió locos sobre el terreno en Bellerive y hasta él mismo se emocionó. Ya estuvo cerca del triunfo en el Open Championship, pero este Tiger ha sido aún más grande. Está aún más cerca de volver a ganar. Ya sólo es cuestión de detalles.
Tiger fue el gran protagonista del asedio a Koepka, pero no el único. Antes lo intentaron Thomas Pieters, hasta que un doble bogey en el hoyo 17 lo dejaba fuera de la ecuación; Justin Thomas, al que un tripateo en el hoyo 9 y un putt corto errado en el 14 apagaron una vuelta que apuntaba a legendaria y después emergió un magistral Adam Scott (-13), con quien Koepka mantuvo un sensacional mano a mano hasta que al final el australiano claudicaría acabando tercero.
Así lo vivimos en directo: ¡BROOKS KOEPKA CONQUISTA EL PGA CHAMPIONSHIP!
A falta de nueve hoyos había 17 jugadores separados por tres golpes, por lo que cualquier cosa podía pasar. Entre los candidatos siempre estuvo latente Jon Rahm (-11). No llegó a dar un golpe sobre la mesa, no se llegó a meter de verdad en el rebufo de Koepka, pero tampoco se alejó nunca del todo, al menos hasta el bogey en el hoyo 17. Le faltaron dos detalles para haber estado hasta el final peleando por la victoria. Un par de putts de birdie en los primeros hoyos, donde se dejó buenas ocasiones por el camino, y alguno al inicio de los segundos nueve. Poco más.
En cualquier caso, Rahm firma otro Grande espléndido. Apenas ha jugado diez en su carrera y este año ya ha sumado dos top 4. Se está acercando a su primer triunfo en un ‘major’ a paso de gigante y, además, esta semana parece haber descubierto una nueva fórmula más segura, con una versión más calmada, confiada, paciente y sin perder un gramo de agresividad. Acostúmbrense porque Jon va a dar muchas alegrías al golf español.
Tiger Woods se fajó de manera extraordinaria en los primeros nueve hoyos cuando no era capaz de cazar una calle, pegó golpes soberanos desde posiciones incómodas y cada vez que tuvo la oportunidad lanzó latigazos de los que detienen el tiempo
Los focos los robó de principio a fin Tiger. Hoy se ha visto la versión más próxima al gran Woods desde sus operaciones más recientes. Se fajó de manera extraordinaria en los primeros nueve hoyos cuando no era capaz de cazar una calle, pegó golpes soberanos desde posiciones incómodas y cada vez que tuvo la oportunidad lanzó latigazos de los que detienen el tiempo. Su recuperación desde el búnker en el hoyo 8, su segundo golpe en el 9, el tiro a green en el 12, la barbaridad en el 15 a un palmo del hoyo, incluso el tirazo en el 16, cuando la presión más apretaba, dejan una galería para el recuerdo. Si Tiger no ganó fue simplemente porque se encontró a un tipo que no se arruga ante nada ni ante nadie, un símbolo de esta nueva generación de jugadores que no tiene miedo a nada ni a nadie. Como Spieth, Thomas, Dustin Johnson o el propio Rahm…
VÍDEO: La ronda con la que Koepka conquistó el PGA Championship
Tiger hizo todo lo posible para descabalgar al líder. Su único error grave fue la salida en el hoyo 17 , que acabó en el obstáculo, y aún así acabó salvando el par. Pero Koepka es mucho Koepka. No sólo cuenta el hecho de ganar, sino cómo lo hizo. Es una roca física y mental. Salió como líder, con la presión añadida que eso supone, se dejó algún putt corto de birdie de los que duelen mucho en el 12 y en el 13, coincidiendo además con el gran ataque de Tiger y con un Bellerive al que se le salían las tripas con cada rugido, y su respuesta fue mayestática. Justo cuando Scott le había dado caza y Tiger se había puesto a un zarpazo de destronarle, firmó dos birdies seguidos magistrales en los hoyos 15 y 16. Agua al fuego. El PGA es mío y me lo llevo. Fue el colofón a una vuelta inolvidable.
Koepka es el quinto golfista que gana en el mismo año el US Open y el PGA Championship, después de Gene Sarazen, Ben Hogan, Jack Nicklaus y Tiger Woods
A sus 28 años, Koepka se gana el derecho a entrar en una nueva dimensión. Es su tercer Grande, el segundo este año. Ha ganado igualando el resultado más bajo de la historia de los majors (264 golpes, los mismos que hizo Henrik Stenson en Royal Troon en 2016) y se mete en dos clubes exclusivos que demuestran la categoría de jugador que es. Es el quinto golfista que gana en el mismo año el US Open y el PGA Championship, después de Gene Sarazen, Ben Hogan, Jack Nicklaus y Tiger Woods. Además, es el quinto norteamericano que gana tres Grandes con 28 años desde la II Guerra Mundial. Los otros cuatro son Jack Nicklaus, Tom Watson, Tiger Woods y Jordan Spieth. Casi nada. Tan sublime ha sido su demostración que se puede decir alto y claro que ha ganado a la mejor versión de Tiger Woods. Y es que el campeón de 14 Grandes ha firmado en este PGA Championship el resultado acumulado más bajo de su vida en un ‘major’ y el mejor domingo (64 golpes). Por cierto, la magistral vuelta de Tiger sólo pudo ser igualada por Tyrrell Hatton y Rafa Cabrera Bello, que acabó en el top ten. Lo dicho: un domingo para el recuerdo.
