Inicio PGA Championship PGA Championship 2023 El síndrome de la hoja (empapada) en blanco
Contracrónica de la tercera jornada del PGA Championship 2023

El síndrome de la hoja (empapada) en blanco

Compartir
Pablo Larrazábal
Pablo Larrazábal lee la caída en un green de Oak Hill. © PGA of America

El síndrome de la hoja en blanco o bloqueo del escritor fue un término acuñado por primera vez en 1947 por el psicoanalista alemán Edmund Bergler. Afecta a todos los autores creativos: escritores, pintores, escultores, diseñadores… Pido disculpas por incluirme entre ellos. Tiene mandanga que Jon Rahm estuviera calado hasta las cejas y mi cerebro sea un secarral, un completo erial. Las musas se fueron por el sumidero, nunca mejor dicho, casi desde el minuto uno, cuando nuestro gran campeón mandó la bola al búnker de la izquierda desde el tee del 1. ¿Cómo combatir este cuadro patológico? Me he levantado 37 veces, comido un helado, fumado medio paquete, tomado un café (luego otro y a punto de servirme un coñac), dibujado garabatos en el folio, puesto y tendido una lavadora, cortado las uñas (de las manos, preciso), mirado cómo iban nuestras chicas en el Aramco Team Series de Florida y en la final de la NCAA… No hay manera. He llegado a plantearme el recurso de Javier Gutiérrez en El autor, pero quedarme en pelota picada delante del teclado habría sido excesivo. Habrá que apañárselas como sea. Y vestido.

Me angustian los pelos de Cameron Smith. Va en serio. Me provocan desconfort en seco, imaginen con la melena hasta las trancas de agua. Esa mata en el cogote, qué incomodidad, por Dios. ¡Qué tijeretazo te habría pegado mi abuela! Tranquiliza saber que la indumentaria de los jugadores (chubasquero, pantalones y zapatos) son espectaculares: los mantienen secos y transpiran el sudor. Eso leo en un reportaje muy interesante en Golfweek. No mencionan las gorras, así que supongo que las cabezas están caladas (Thomas Pieters se desprendió de ella; Rory McIlroy, Justin Thomas, Adam Scott y Pablo Larrazábal se la enfundaron hacia atrás para evitar el goteo de la visera en la cara). En días así debería haber un caddie para el caddie. Estos pobres van a la intemperie y (¡eureka, se me ha encendido la bombilla!) un voluntario podría taparlos con un paraguas cuando ellos ceden el utensilio para que sus jefes se resguarden y se mojen menos. Se lo propondré a LIV Golf, que de guita están que lo tiran.

Matt Wallace la ha enchufado desde la arena, su caddie esboza una sonrisa y él ni se inmuta. ¡Qué tío más sieso, que decimos por estos lares! Nota: me refiero a la segunda acepción, no a la escatológica primera. Su paisano Tyrrell Hatton, otro que tal baila, ha acabado bajo par y yo que me alegro porque este malas pulgas me cae mejor. Llevamos dos Majors y ambos pasados por agua. El tercero será del 15 al 18 de junio en Los Ángeles. Como caiga agua allí, hay alguien (¿Greg Norman?) haciendo vudú a los Grandes. Demos por sentado que en The Open, en Royal Liverpool del 20 al 23 de julio, jarrearán cántaros del cielo. Hablaremos con Norman para que respete la Ryder Cup de Roma de final de septiembre y principio de octubre, aunque los chicos de LIV sólo están vetados para Luke Donald, no para Zach Johnson… Al final medio arregló la vuelta Rahm y servidor no dejó el folio en blanco. ¡¡¡Vamos!!!

Resultados del PGA Championship 2023