Inicio The Open Championship The Open Championship 2012 Una agonía que ni siquiera el propio Scott tuvo tiempo de advertir…

Una agonía que ni siquiera el propio Scott tuvo tiempo de advertir…

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No resulta muy aventurado afirmar que Adam Scott estará justo en este momento repasando los últimos hoyos de su vuelta dominical en Royal Lytham & St. Annes…

Aquellos por los que se deslizó paulatinamente hacia la pesadilla.

Los análisis pueden ser variados, por supuesto. El propio Scott resumía ayer su agonía de este modo: “en el tee del hoyo 16 me dije que sólo tenía que hacer seis buenos swings más para llevarme el torneo. Y no fui capaz de hacerlo”.

En efecto, podría decirse que de aquellos supuestos seis swings sacó adelante con solidez cuatro de ellos, un 66 por ciento: la salida del 16, el segundo golpe en ese hoyo, algo agresivo, pero ejecutado con bastante limpieza, la salida del 17, muy buena, y el tiro a green en el 18. Pero es un modo algo sesgado de verlo. Porque en realidad, si hablamos de golf, todo comienza y acaba en los greenes. O mejor dicho, un swing algo defectuoso quizá pueda arreglarlo tu putter… Y su putt no anduvo tampoco caliente a la hora de la verdad. No fue capaz de sumar dos putts en el 16, fallando el segundo desde menos de un metro (quizá sea en este punto donde de verdad pierde el Open) y tampoco de embocar el del 18, de dos metros y medio.

“Soy un hombre bastante optimista, aunque ya veré cómo me levanto mañana”, sentenciaba resignado el australiano.

La realidad es que Scott había llegado hasta ese punto dando una lección de saber estar, de tranquilidad, de control de los nervios y de la situación… Su birdie de libro en el 14 parecía definitivo. Y el bogey del 15 entraba dentro de los planes, en un hoyo que es un monstruito. “Me sorprendió lo tranquilo que estaba. De hecho, estuve mucho más nervioso al inicio de la jornada del sábado. Tampoco en los últimos hoyos sentí realmente muchos nervios cuando me ponía sobre la bola. Escuché el rugido en el 18 cuando Els hizo el birdie, y no me hizo falta mirar a la pizarra para saber qué había pasado, pero luego mi salida en el 17 fue muy buena, no afectó nada. Ya digo que en realidad no sentía muchos nervios cuando me ponia en la bola”.

Por cierto, poco o nada de debate debería darse en torno a su elección de la madera 3 en el tee del 18. En realidad, ya había pegado con ese palo en una de las tres rondas anteriores, y en las otras dos pegó el hierro 2. Decidió pegar la madera 3 sobre todo por el viento que soplaba cruzado de izquierda a derecha.