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De la Riva, ese chico introvertido que ha hecho historia en Muirfield

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Eduardo de la Riva (+6) ha cerrado su estreno en un Open Británico y en un ‘major’ con un sobresaliente decimoquinto puesto, después de jugar hoy bajo par en Muirfield (69 golpes). De este modo, De la Riva hace historia en nuestro golf, puesto que es el debutante español en un Grande que mejor resultado ha obtenido.

Él lo ha hecho con 31 años cumplidos, es cierto, mientras que por ejemplo los dos grandes nombres del golf español por antonomasia, Severiano Ballesteros y José María Olazábal, debutaron como tiernos jovencitos. Como puede suponerse, no se trata de comparar a Eduardo de la Riva con ellos ni con nadie, pero los datos son los datos y ahí queda el logro del jugador catalán, que si algo ha demostrado es que lleva sus propios tiempos. La suya no ha sido, no está siendo, una carrera convencional.

Eduardo se ha ganado todo el derecho al análisis y la consideración. No es normal rondar el top-ten en tu primer Grande y en un campo como el que se ha jugado esta semana, un Murfield que no ha necesitado de ningún temporal para ganar a todos los jugadores, menos a dos (el ganador, Mickelson, tres menos,  y el segundo clasificado, Henrik Stenson, que firmó finalmente las tablas con el recorrido de East Lothian).

¿Es De la Riva flor de un día?  ¿Se trata de un jugador que ha explotado más bien tarde y que tal y como ha llegado hasta este 15º puesto en un Open Británico, desaparecerá?

Hay pistas suficientes que sugieren que no sólo no es así, sino que además nos encontramos ante un jugador con margen de mejora y todavía en evolución, sobre todo en el aspecto emocional (ambición, actitud…).  Nadie mejor que su entrenador, Román Tayá, que lleva más de una década junto a él, puede esbozar su perfil. “Es un jugador completísimo. El putt es la parcela de su juego que más puede mejorar y quizá por eso le van más los torneos muy duros, donde no se gana con muchos birdies. Es fiable. De los jugadores más fiables que he conocido. Lo raro es que no coja una calle y no estoy exagerando. Como jugador de hierros es impresionante. Yo lo compararía con el mismo Olazábal, salvando las distancias”.

En su momento, Eduardo no terminaba de ver clara su dedicación exclusiva al golf profesional de élite. (VER RECIENTE ENTREVISTA). Pero hoy es otra persona, igual de introvertido, pero con las ideas más claras. “Ahora, incluso empieza a interesarse por los ránkings y a mirarlos, a ver qué necesita para este o aquel objetivo”, apunta Tayá. Y añade: “si de algo me siento orgulloso de mi trabajo con él es de haberle ayudado a que no se viniera abajo”.

Un último apunte de interés tiene que ver con la capacidad pegadora del jugador español, que no es un peso pesado, pero que va más allá de lo que la mayoría supone. “Muchas veces me lo comentan y la gente está bastante equivocada. Eduardo no es un pegador, pero va más largo de lo que parece. El otro día jugó con Martin Kaymer y muchas salidas estaban casi a la par. Empala tan bien la bola y tiene un swing tan amplio que hace unas medias muy correctas de distancia”. Dicho queda.

Su objetivo ahora es meterse en la Final de Dubai a final de año. Pero esa es un historia que comenzará dentro de un mes, cuando regrese de sus vacaciones. Será entonces el momento de seguir evolucionando. «Necesita un pelín más de ambición. En realidad, él da una imagen de frialdad y aparentemente no es muy expresivo, pero cuando rascas te encuentras con alguien cariñoso y que te hace sentir bien a su lado», sentencia su entrenador.