«Me voy un poco triste, decepcionado y desilusionado porque mis expectativas eran más altas cuando llegué a Murfield». Es la reflexión de Gonzalo Fernández Castaño después de terminar el Open Championship. Sergio García no habló, pero bien podría haber rubricado esas mismas palabras.
Sergio se despidió con una vuelta de 75 golpes para un total de +7. Acaba en el puesto 21º y con una notable decepción en el grande que más le gusta y en un campo que sólo le trae buenos recuerdos. El de Borriol soñó con la remontada y salió dispuesto a meter miedo a los de cabeza, pero los planes se desmoronaron como un castillo de naipes a las primeras de cambio. Hizo dos bogeys en el 1 y en el 2 y se acabaron las opciones.
Como si de un cruel ciclo se tratara, García terminó también con dos bogeys en el 17 y en el 18, igual que sucedió el jueves y el viernes. Optaba al top ten, pero finalmente no pudo suceder en una vuelta donde sólo hizo un birdie (hoyo 14).
Sergio no atendió a los medios después de firmar la tarjeta. La explicación: tenía que coger un vuelo a Suiza que salía a las siete de la tarde y andaba con el tiempo muy justo. En cualquier caso, el enfado con el que terminó la vuelta, obviamente, fue muy grande.
Gonzalo Fernández Castaño, por su parte, cerró el British con una vuelta de 73 golpes para un total de +11, puesto 54º. Al igual que Jiménez, se despidió con un buen sabor de boca, tirazo y birdie en el hoyo 18. No obstante, el madrileño no oculta su decepción. Es un tipo valiente y da la cara para reconocer que sus expectativas eran más altas. “No es el Open que me esperaba. Venía jugando muy bien, con el swing ajustado, pero en este torneo no es fácil mantener esas buenas sensaciones. Hace mucho viento y es normal que se produzcan desajustes. En las rondas de prácticas pegué muy bien a la bola, pero en los últimos días he ido perdiendo el swing”, señala.
Gonzalo y Sergio volverán a la competición para el WGC Brisdgestone Invitational dentro de dos semanas.
