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Miguel ángel Jiménez arma el taco por los segundos nueve de royal troon

El tipo que todavía te roba la cartera si te descuidas…

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Miguel Ángel Jiménez.
Miguel Ángel Jiménez.

Sólo dos jugadores le han hecho un parcial de -4 a los segundos nueve hoyos de Royal Troon en la primera jornada del Open Championship. Ambos, es cierto, habían salido a jugar en partidos de la tarde, cuando el viento había frenado su intensidad y, además, ya no venía del Noroeste, lo que facilitaba las cosas por esa temible segunda mitad del recorrido. Pero la prueba de que el logro seguía siendo inmenso es precisamente que sólo dos lo conseguían en un escenario donde patrullan esta semana los mejores del mundo…

Uno de ellos ha sido el líder, Phil Mickelson (-8), lo que en cierta manera tiene hasta sentido, si pensamos que el californiano ha jugado una de las mejores vueltas de golf de su vida. El otro ha sido Miguel Ángel Jiménez

Y en el caso del Pisha desde luego no tiene tanto sentido, pues venía cargadito (+4 por los primeros nueve) y sin haber sido capaz de hacer un solo birdie por el tramo menos complicado. Pero, ¿qué tiene sentido en la carrera de Miguel Ángel Jiménez? Casi nada. Es único e irrepetible. No son calificativos escogidos al azar. Verdaderamente Miguel es único e irrepetible.

«Le dije a Cliff (su caddie) que esto parecía un cementerio, que a ver si nos animábamos, que a ver si hacíamos un birdie», señalaba al finalizar la vuelta. El hoyo 13 lo bordaba (primer birdie) y cuarenta minutos después se armaba la marimorena: madera 3 de salida en el 16, par 5, hierro 3 de segundo tiro, a colocar, y sand wedge de tercer tiro, a 76 metros del hoyo… Adentro. Eagle. Estallido en la grada. En fin, Miguel en su salsa. Acto seguido, en el 17, enchufaba un putt desde unos diez metros…

No es que Jiménez se haya mostrado triste en los días previos al Open. Ni mucho menos. Está disfrutando estos días junto a su familia, arropado y a gusto. Pero sí ha abierto algún resquicio a la melancolía. Serenamente, sin drama alguno. «Hay que ir pensando que este puede ser el último major regular que juegue», había dicho. Por eso, quizá, se valora (valoramos) más la alegría que se ha dado. «Yo sigo entrenando junto a él y le veo muy competitivo. Incluso hemos echado algún partido y me sigue robando la cartera», sentencia Cabrera Bello.