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Royal Birkdale: eclosión y canto del cisne del genio

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Severiano Ballesteros en Royal Birkdale 1976.
Severiano Ballesteros

La asombrosa y refulgente irrupción de Severiano Ballesteros en el Open Championship se produjo, como es bien conocido y recordado, en este Royal Birkdale Golf Club que hoy acoge la 146ª edición. Ocurrió en el año 1976. Tenía 19 años y era su segunda participación, pues el año anterior ya había jugado en Carnoustie, donde no pasó el corte.

Seve ya había conseguido buenos resultados en el circuito europeo, pero todavía no había ganado ni era un jugador aclamado por las masas. Valga la constatación de un hecho que produce escalofríos acerca de lo que han cambiado los tiempos: días antes de iniciarse en Royal Birkdale el torneo Seve le estaba haciendo de caddie a su hermano Manuel en la previa, precisamente la que él no tuvo que jugar por sus buenos resultados en 1975. Y todavía unos días antes de aquella previa, según recordaba el propio jugador, estaba ayudando a su padre a segar la hierba en un prado de Pedreña…

Ciertamente, quienes conocían a Seve ya sabían a ciencia cierta que la gran explosión no tardaría en llegar. Pero lo de aquella semana en Southport escapó a cualquier expectativa. Seve arrancó como líder en la primera jornada, mantuvo el primer puesto en la segunda y tercera y sólo cedió al empuje de un gran Johnny Miller en la cuarta y definitiva, finalizando con aquel chip legendario con el hierro 9 entre los bunkers del 18, que le aseguraba el empate con Jack Nicklaus en la segunda plaza. Un doble bogey en el hoyo 6 (que fue el más complicado en el British de 2008) y un triple en el hoyo 11 acabaron aquel día con sus opciones…

Rebobinemos ahora en el tiempo apenas catorce meses. A finales de mayo de 1975 Seve había tenido su primer contacto con los links británicos, cuando visitó con 18 años Royal St. Georges para disputar el campeonato de la PGA. Y sus primeros pasos en estos campos, en sus amados links, fueron muy duros, jalonados de setentas largos y ochentas: en su estreno en Royal St. Georges entregó tarjetas de 79 y 84, y dos meses más tarde, en su primer British en Carnoustie la cosa no fue mucho mejor: 79 y 80. Por supuesto, ni rozó la línea del corte.

Sin embargo, Seve también entendió desde el principio que este tipo de campos, donde la imaginación y la capacidad de inventar golpes son armas de peso, le iban a ser propicios más pronto que tarde. En efecto, ya en 1976, seis semanas antes de su magnífico estallido en Royal Birkdale, ya había finalizado en 24ª posición en Royal St. Georges el mismo campeonato de la PGA. Y apenas un mes después del British que lo elevó a la categoría de fenómeno mundial ganaba su primer torneo en el circuito europeo, el Open de Holanda (8 de agosto de 1976), en el Kennemer Golf, un campo que transcurre entre dunas durante buena parte de su recorrido, con un inconfundible sello de links…

El destino, tan novelero, quiso todavía que Severiano escribiera en Royal Birkdale, quince años después, una última página de su biografía estelar en los links, quizá menos recordada y conocida a día de hoy por el gran público. Porque fue en este campo donde el genio cántabro lideró por última vez un Open Championship, cuando ya tenía tres Jarras de Clarete en su poder. Ocurrió esta vez en 1991. Para delirio de los aficionados británicos Seve arrancó desatado sobre el pasto de Southport, firmando un 66 en la primera jornada para alcanzar el liderato en solitario (Martin Gates, Chip Beck y otro español, Santi Luna, lo seguían de cerca, a un golpe). En la segunda jornada, un 73 lo llevó a la cuarta posición, a sólo un golpe de los tres líderes, Mike Harwood, Gary Hallberg y Andrew Oldcorn, y todavía salió en la cuarta y definitiva ronda con evidentes opciones de victoria, en quinta posición y a sólo dos golpes de los líderes, Ian Baker-Finch (que resultaría el ganador) y Mark O’Meara.  Sin embargo, el español finalizaría en novena posición.

Fue este su canto del cisne en el Open, porque nunca más volvió a liderarlo ni a tener una oportunidad real de alcanzar la cuarta Jarra. Y tuvo que ser precisamente en Royal Birkdale, donde todo comenzó. Quizá, sólo quizá, algún jugador español pueda esta vez ajustar las cuentas pendientes y rematar la faena. Seve, siempre en el horizonte.