Jon Rahm habría necesitado una vuelta de 63 golpes el domingo para haber podido forzar el desempate con Brooks Koepka. Es decir, tendría que haber entregado la segunda mejor tarjeta de todos los tiempos en un Grande.
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Al final, la lectura que le queda a Jon de la última ronda del PGA es que, si bien podía haber hecho algún golpe menos, especialmente metiendo algún putt más en los primeros hoyos, Brooks Koepka lo había puesto casi imposible.
«Me ha emocionado mucho tener la oportunidad de vivir de cerca lo que ha hecho hoy Tiger Woods y la reacción del público»
Lo importante es que el jugador de Barrika se marcha de St. Louis con una lectura positiva. Cada vez está más cerca de encontrar el ajuste perfecto entre la agresividad y la calma. No quiere perder su ADN, pero sí al menos mantenerlo bajo control, y anda muy cerca de ello. En el PGA ha ofrecido una sensacional impresión.
Además, admite que disfrutó como un niño con la vuelta de Tiger Woods, viéndola desde su posición de privilegio, justo en el partido de detrás. «Me ha emocionado mucho tener la oportunidad de vivir algo así», explicó.
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Aquí tienen sus reflexiones completas tras la vuelta…
