“Ha sido una sangría lenta y dolorosa”. Así ha definido Rafa Cabrera Bello (+7) su tercera vuelta (76 golpes) en el Open Championship de Carnoustie. Y eso que las cosas casi no podían haber comenzado mejor, con dos birdies en los dos primeros cuatro hoyos que anunciaban una jornada pletórica y fructífera, quién con vistas a qué objetivos…
Un corte por amor propio, recursos, instinto y sentido común
Seguramente por eso la decepción era aún mayor cuando enviaba fuera de límites la bola en la salida del hoyo 6 y, aún más, cuando después con la segunda bola no era capaz de salvar el bogey. Luego, los mazazos de mayor o menor tamaño iban llegando hasta completar esa sangría dolorosa a la que se refería el canario.
Primero, después del doble bogey en el 6, errando algunas buenas opciones de birdie; después, con un bogey en el 10 que ponía aún más negro el día, tras fallar la salida; inmediatamente, marchándose del 11 sin un birdie que acariciaba después de haber dejado de salida la bola al borde del green en este par 4 corto; y desde ahí hasta el final, aguantando a duras penas, tratando de sobrevivir, pero realmente muy tocado, pidiendo la hora mientras caían los bogeys.
A su lado, además, marchaba Bernhard Langer (-1), a punto de cumplir los 61 años, jugando un golf de laboratorio pleno de intención y de acierto, aprovechando al ciento por ciento las espléndidas condiciones de juego, con temperatura muy templada, sin viento, sin agua… La exhibición del alemán, no obstante, más que frustración provocaba en el español una admiración rendida: “maneja el hierro 4 como si fuera un hierro 9. Su estrategia es la más conservadora, pero para hacerla bien es imprescindible no cometer errores y el no ha cometido ninguno. Ha sido un placer jugar a su lado”, señalaba.
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¿Cómo se puede afrontar el domingo después de quedar tan descolgado, en las profundidades de la tabla? Rafa cree que será un buen momento de salir a jugar sin presión ninguna, tratando de afianzar el trabajo que ha venido realizando en los greenes, por ejemplo, de recuperar las mejores sensaciones con el juego largo y, en definitiva, buscando también luchar hasta el final cada puesto que pueda ganarse.
