Inicio The Open Championship The Open Championship 2019 Cada uno hace la digestión como buenamente puede…

Cada uno hace la digestión como buenamente puede…

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Adri Arnaus. (© Golffile | David Lloyd)

Jorge Campillo (+7) y Adri Arnaus (+8) se han quedado fuera del corte en el Open Championship. Ambos necesitaban una muy buena vuelta hoy, bajo par, pero no ha podido ser. Campillo se acercó, empezó muy bien, pero un cuádruple bogey en el hoyo 14 arruinó todas sus opciones. Mientras, Arnaus arrancó con un doble bogey que le puso ya la tarea muy cuesta arriba. Ambos han terminado frustrados y con ganas de revancha, aunque cada uno hace la digestión de una manera diferente.

Campillo se marcha tocado, dolido, cabreado. Se había puesto como objetivo pasar su primer corte en un Grande, venía jugando bien y quería demostrar de una vez por todas que su golf está más que preparado para lucir también en los grandes escenarios. Otro objetivo era jugar bajo par y hoy salió convencido de que podía hacer un cuatro o cinco bajo. En ello estaba…

(© Golffile | David Lloyd)

El golfista cacereño se puso pronto tres bajo par en el día y al paso por el hoyo 12 tenía el corte agarrado por el cuello. Marchaba +2, una cifra que seguramente será suficiente al final del día. Sin embargo, el hoyo 14 se cruzó en su camino. Un batacazo tremendo, de los que no son habituales en Jorge. Falló el segundo golpe tras una buena salida. La bola se le quedó entre el primer y el segundo corte, en un sitio delicado. Intentó un approach heroico para salvar el par, pero se cruzó y acabó en el búnker. La sacada se fue larga y el putt desde el antegreen se volvió a ir largo de bandera y terminó de nuevo en la trampa de arena. Desde ahí, sacada y dos putts desde dos metros. El corte ya era una quimera.

Como decimos, Campillo se marcha dolido, con una espina clavada, punzante. Gesto torcido. Se deja una cuenta pendiente. Lo bueno con el extremeño es la seguridad de que lo va a seguir intentando hasta que derribe esta puerta. Así lo ha hecho toda su carrera y así lo seguirá haciendo. No lo entiende de otra manera. Aunque primero toca digerir… “Ojalá mi medida en los Grandes sean los primeros trece hoyos, pero al final son 18. En el tee del 17 iba igual que ayer jugando mucho mejor, así que… Ojalá juegue en el futuro todos los grandes como los primeros trece hoyos, pero si no rematas sirve de poco. Ha sido duro porque no he pegado golpes tan malos como para hacer ocho, pero es lo que hay”, se lamentaba.

Arnaus, por su parte, se marcha también con una espina clavada y ganas de revancha, aunque de otro modo. También es lógico, es sólo su segundo Grande, su primer Open, viene de pasar el corte en Pebble Beach y es muy joven. No tiene las urgencias que en un momento dado sí pueden sobrevolar la cabeza de Jorge. Por eso, su digestión es más tranquila, más analítica, más fría y más positiva.

Lo único que se echa en cara el catalán son las prisas por querer hacer birdies en un día que estaba mucho más asequible. Es su nivel de exigencia y tiene que lidiar con él. “Sí, sí, tiendo a exigirme más y a veces acaba uno frustrándose. Hoy era un día de esos que crees que puedes aprovechar, fuerzas la máquina y te sale un bogey que te frena mucho. En días así hay que intentar estar más calmado y menos exigente”, asegura. Aprendiendo en cada vuelta y rápido.

Arnaus ya cuenta las horas para volver al Open. “Esprando volver aquí pronto para poder dar guerra”, aunque mientras tanto tiene otros objetivos más inmediatos igual de ambiciosos: “A ver si puedo ganar un torneo de aquí a final de año y acabar lo más alto en la Race to Dubai”.

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