“Estoy muy lejos del líder y es más probable remontar si viene el tiempo malo. Jugar bajo par en esas condiciones y esperar a ver qué pasa. Luego, claro, con el tiempo malo tienes que jugar muy bien y eso es muy difícil, pero sería la única posibilidad”. Son palabras de Jon Rahm. A la desesperada, pero con toda la lógica del mundo.
La única gran certeza que incumbe a Rahm y a los otros grandes candidatos
En efecto, los saltos mayúsculos en la clasificación tienen más opciones de darse cuando alguien consigue manejar las condiciones más dramáticas de juego. A partir de aquí, por lo tanto, de nuevo es necesario hablar del tiempo…
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Lo primero que hay que señalar es que el parte meteorológico de ayer, viernes, clavó casi al ciento por ciento lo que hoy sábado se ha dado: viento más fuerte en las dos o tres primeras horas de juego y cierta bonanza a partir de entonces que iba a favorecer especialmente a los últimos partidos.
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Pues bien, el parte que se anuncia para mañana, domingo, es de armas tomar. Y va a la inversa: durante las primeras horas de juego soplará el viento con una intensidad moderada, aunque en constante aumento, hasta llegar a cotas verdaderamente dramáticas. Lo peor se espera a partir de las cuatro de la tarde, momento en el cual el partido estelar puede ir por la mitad de la vuelta, ya que se han adelantado los horarios respecto a hoy y Lowry saldrá junto a Fleetwood en el último partido a partir de las 13,47 (hora local). Según el parte, puede desatarse un auténtico infierno a partir de las cuatro: la lluvia caerá con mucha fuerza por momentos y el viento alcanzará rachas de incluso 60 kilómetros por hora, soplando con una velocidad constante que estaría en torno a los 30/40 kilómetros por hora.
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Habrá que vigilar de cerca, entre otras cosas, a esos jugadores que salen en torno a las doce del mediodía, o incluso antes, que por tanto no van a comerse lo peor del temporal y que puedan firmar una tarjeta muy baja partiendo desde un -3 (caso de Simpson o Hatton), un -4 (caso de Reed o Thomas) o un -5 (caso de Schauffele). Si alguno de ellos llega hasta -10, quién sabe…
