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El campeón del Open es un hombre de gestas

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Shane Lowry levanta el trofeo ante la grada enfervorizada. © The Open

Shane Lowry (-15) pensaba en 2009 que no habría alegría más grande en su vida que ganar el Open de Irlanda con 22 años y siendo aún amateur. En 2015 aseguraba que no se podía imaginar mayor felicidad que vencer en el WGC Bridgestone Invitational en Firestone. Hoy ha conquistado el Open Championship en Irlanda del Norte. Es el campeón golfista de 2019. Quizá, sólo quizá, va siendo hora de que este irlandés bonachón de sonrisa amable y aspecto de beberse las Guinness de tres en tres deje de poner límites a sus sueños.

Lowry aguantó. Vaya si aguantó. Más que nada y que nadie. Jamás cedió en la batalla contra un Portrush infernal, sometido a un viento de más de cuarenta kilómetros por hora y con aguaceros intermitentes de los que pueden borrar las huellas de un oso pardo. Un día de perros. Muy British, sí. Muy irlandés, también. En definitiva, muy difícil.

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Nunca lideró por menos de tres golpes y durante gran parte de su ronda llegó a tener cinco y seis de ventaja, precisamente la distancia con la que ganó finalmente. En los últimos cien años sólo siete golfistas han sido capaces de ganar el Open con seis o más golpes de margen. Desde hoy, Lowry ingresa en un club de otra galaxia formado por Bobby Jones, Walter Hagen, Arnold Palmer, Johnny Miller, Tiger Woods y Louis Oosthuizen. Brutal.

Shane Lowry, aclamado por el público irlandés a su llegada al hoyo 18. © The Open

Nadie logró inquietar ni un poco a Lowry, principalmente porque él no se dejó y también porque Tommy Fleetwood (-9), segundo clasificado, no estuvo acertado en un par de putts que la postre resultaron claves. Cuando un líder sale con cuatro golpes de ventaja hasta los detalles más nimios tienen su importancia. Realmente, si destripamos la última vuelta, hay que decir que el hoyo 1 fue clave en el devenir final de la jornada. Lowry se metió en problemas y se acabó dejando un putt de algo más de dos metros para bogey. Al mismo tiempo, Fleetwood jugó un hoyo de libro y se dio una opción de birdie de poco más de dos metros. El primero metió y el segundo falló. La distancia se reducía a tres golpes, aunque no estuvo nada lejos de haberse quedado en uno. Hay que decir que una buena parte del mérito es del propio Shane, que embocó antes y ‘alejó’ ese putt de su rival.

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El otro momento clave llegó en el hoyo 2. Fleetwood tuvo una opción de birdie de tres metros y Lowry de cuatro y medio. Ninguno de los dos consiguió embocar. Si Tommy lo hubiera hecho, se habría colocado a dos golpes. Acto seguido hace bogey en el 3 y se va a cuatro de distancia y en el 4 se produce el instante definitivo. El putt de birdie de Fleetwood se queda colgando y Lowry mete el suyo. No estuvo tan lejos de quedarse con una renta de un golpe en el 1 y tres hoyos más tarde tenía cinco. Son los pequeños detalles que marcan un torneo y una victoria.

Lowry no tuvo más rival. Las difíciles condiciones fueron eliminando jugadores como si fuera una caseta de tiro en una feria de pueblo. A discreción. Holmes, Westwood, Rose, Kuchar, Putnam, Frittelli, Rahm, Schauffele, Spieth, Fowler, Koepka… Todos, absolutamente todos, fueron cayendo como moscas. Fueras de límites, bolas imposibles en el rough, búnkers pesados como arenas movedizas… Un drama. Tanto es así que de los jugadores que estaban en el top ten antes de empezar la última ronda sólo Tony Finau logró jugar al par. El resto sucumbió ante un fiero Portrush. Ha sido una victoria de aguante. Lowry se ha mostrado como un peso pesado, encajando con gallardía cada golpe de la naturaleza y soltando también el brazo de vez en cuando, de ahí sus cuatro birdies.

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Es la victoria de Lowry y la de todo un país. Triunfa su jugador y lo hace en casa. Semana redonda para Irlanda, aunque sea la del Norte. Las victorias cuesta mucho menos compartirlas que los fracasos. Así que esto también es un poco de todos, de irlandeses y de ingleses. Todos a una, aunque sea para vibrar en un torneo de golf. Es el quinto triunfo irlandés en el Open en los últimos trece años, después de Padraig Harrington (2007 y 2008), Darren Clarke (2011) y Rory McIlroy (2014). Además, se une a otro club excelso, el de aquellos que han ganado el Open de Irlanda y el Open Championship. Sus compañeros de salón son Rory McIlroy, Padraig Harrington y Seve Ballesteros. Casi nada.

Hace nueve meses, cuando sintió que había tocado fondo, Lowry se sentó con su nuevo caddie, Brian Martin, y hablaron de futuro. Debutaron con un segundo puesto en Valderrama, se pusieron a hacer planes y realizaron una profecía. “A mitad de frebrero tenemos que estar dentro del top 50 para jugar el THE PLAYERS y el Masters”. A finales de enero ganaron el Abu Dhabi HSBC Championship y se metieron en el top 50. Dicho y hecho. Seis meses más tarde llenan de Guinness la Jarra de Clarete… Pues eso, para este muchacho de 32 años siempre hay un listón más alto esperando…

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