Jon Rahm (+1) ha entregado una tarjeta de 71 golpes en la primera jornada del Open Championship que ha arrancado hoy en Royal St. George’s. Sólo es el primer día, queda un mundo de 54 hoyos por delante, pero la historia, los números y la tozuda realidad de los Grandes deja bien claro que la victoria esta semana ya se le ha puesto muy cuesta arriba al campeón del US Open. ¿Imposible? No, en absoluto, y mucho menos tratándose de un jugador como Jon Rahm, pero ya va muy obligado y con cero margen de error.
La realidad es que el juego de Jon ha merecido un resultado mucho mejor. De tee a green ha estado espléndido. En realidad, desde el tee apenas se ha complicado la vida en un par de salidas, una al rough y otra al búnker, de las cuales sólo ha pagado peaje en la segunda. Ha sido en el hoyo 9, donde una mala decisión ha terminado en doble bogey. Jon vio la opción de poder llevarla a green o alrededores desde la trampa de la derecha de la calle y ha ido con todo, con más palo de la cuenta. La bola no ha pasado, se ha estrellado contra el talud y ha regresado a sus pies. Acto seguido la ha sacado a calle, ha pegado a green y dos putts. Un castigo severo. Un castigo muy de links. Aquí se podría haber ahorrado un golpe.
No obstante, la gran clave de la vuelta de Jon ha estado en los greenes. Se ha dejado muchas opciones y no ha querido entrar casi nada. Sólo ha podido hacer dos birdies, en el hoyo 6, desde unos tres-cuatro metros, y en el hoyo 18, para acabar, tras pegar un tirazo que terminaba a dos metros de la bandera. El resto de su vuelta ha sido como exige el manual. Ha cogido muchas calles y greenes, por encima de la media, pero no ha podido aprovechar esas oportunidades. Ha sido una historia similar al sábado y el domingo en Escocia. Incluso el putt del hoyo 18 entraba con mucho suspense, como recordando que aquí nada se puede dar por hecho.
El principal problema no es tanto que la diferencia con el líder, Louis Oosthuizen (-6), es de siete golpes, que no es poca cosa, sino que por medio se ha metido ya un puñado de jugadores importantes: Spieth (-5), Willett (-3), Rose (-3), Scheffler (-3), Hovland (-2), Casey (-2), Sergio (-2), Dustin Johnson (-2) o Brooks Koepka (-1)… Y quedan aún muchos ‘jugones’ por acabar. Ahora ya no le cabe otra que ser mejor que todos esos en los 54 hoyos que restan y jugando a la contra. Si alguien puede hacerlo es Jon Rahm, y mucho más con el juego que está desplegando de tee a green. Eso sí, necesita encontrar el duende en los greenes de Royal St. George’s.
Mismo resultado que Jon Rahm ha firmado Gonzalo Fernández Castaño (+1). El golfista madrileño ha empezado pegando muy buenos golpes que no ha podido rentabilizar del todo en los greenes y después ha sabido agarrarse bien al campo en los segundos nueve, cuando el golf no ha fluido igual de bien. Gonzalo se mostraba satisfecho al finalizar la vuelta. «Me he visto un poco encogido desde el tee, pero me he agarrado bien, con buenos approachs y buenos putts, sobre todo en los segundos nueve. No he jugado muy bien, pero tampoco mal. Una pena en el hoyo 18 que he pegado un gran tiro con el hierro 4 y la he dejado a un metro y medio y no ha entrado. Me lo he pasado bien después de tanto tiempo en estos escenarios, así que bastante bien», apunta Gonzalo a Ten Golf.
Por su parte, Jorge Campillo (+2) ha tenido un día para olvidar en los greenes. De tee a green ha jugado muy bien, pero ha terminado con la sensación de que hoy no entraba nada con el putter. Ha hecho tres putts en el 14 y en el 11 y se ha dejado un putt de un metro en el hoyo 13 tras un tirazo con el hierro 4 que tampoco ha entrado. También ha tenido buenas opciones en los hoyos 7, 17 y 18, pero no ha habido manera. Su juego largo está en perfecto estado de revista, jugando muy bien de tee a green, pero necesita encontrarse un poco más cómodo cerca del hoyo para tratar de capitalizar su buen golf.
