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La historia del pie zambo de Jon Rahm que asombra en el British

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Jon Rahm, en el Scottish Open © Golffile | Fran Caffrey
Jon Rahm, en el Scottish Open © Golffile | Fran Caffrey

En el libro Jon Rahm. Señalado por los dioses, de Mickelson a Tiger, escrito por David Durán y Alejandro Rodríguez, periodistas de Ten-Golf, en el que el prólogo corre a cargo de Phil Mickelson, se repasa la trayectoria deportiva el golfista de Barrika hasta convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo. Una historia de superación que arranca al nacer por una anomalía congénita conocida popularmente como pie zambo.

Jon la sufrió y no sólo tuvo que pasar por el quirófano nada más llegar al mundo y llevar a cabo un largo tratamiento durante su infancia sino que se vio obligado incluso a adaptar su swing a una movilidad de tobillo reducida para el resto de su vida. Una complicación que Rahm repasa al detalle, con testimonios de su familia, y que ha provocado asombro entre los enviados especiales de los medios de comunicación internacionales este martes en Royal St George’s, en la previa del British Open, cuando el propio jugador la ha confirmado durante la rueda de prensa previa al torneo.

Asombro en el Open con la historia del pie zambo de Jon Rahm

Todo arrancó cuando el campeón vasco fue cuestionado sobre su swing. «Tengo un equipo, hago trabajo en casa y luego en los torneos es el momento de plasmarlo. Su buscas encontrar un swing durante la semana de un major, en mi opinión, es una señal de alerta. Dicho esto, mi entrenador de swing es Dave Phillips, es con quien he estado los últimos ocho años, más o menos», comenzó explicando el de Barrika.

«Yo no he intentado cambiar mi swing desde hace más de 10 años, es el swing que tengo, aunque me he vuelto más ágil y fuerte en algunas partes del movimiento, que sí podrían permitirme cambiarlo ligeramente, hay algunas otras partes en las que tengo ciertas limitaciones físicas así que no me desvío de eso. He podido mejorar lentamente mi juego con lo que tengo y aprender a dar diferentes golpes sin tener que cambiar las teclas de mi swing, esa es quizás una de las claves de mi consistencia. No cambiar, jugar con lo que tengo y tratar de hacerlo lo mejor posible», detalló después.

«Yo no he intentado cambiar mi swing desde hace más de 10 años, hay algunas otras partes en las que tengo ciertas limitaciones físicas»

Pero esa afirmación sobre «ciertas limitaciones físicas» llamó la atención de uno de los periodistas presentes en la sala, quien no dudó en preguntarle a Rahm al respecto. Y el ganador del US Open de Torrey Pines aprovechó para contar su historia con todo lujo de detalles cortando así de raíz algunos comentarios que había llegado a sus oídos sobre los motivos por los que ejecutaba un swing corto.

«A ver, soy profesional desde hace cinco años, lo he mencionado antes, pero creo que esta es la primera vez que me hacen esta pregunta en un torneo y estoy cansado de escuchar que la razón por la que tengo un swing corto es porque tengo las caderas muy juntas o cosas así. Si sabes de golf, es lo más absurdo que puedes decir. Para quienes no lo sepan, nací con un pie zambo en la pierna derecha», dijo Jon antes de explicarlo en profundidad.

«Eso significa que mi pierna hasta el tobillo estaba recta, pero mi pie estaba girado 90 grados hacia dentro y básicamente de arriba a abajo. Así que cuando nací, me rompieron los huesos del tobillo, me escayolaron de rodilla para abajo cuando apenas llevaba 20 minutos en el mundo y cada semana tenía que ir al hospital, por lo que desde la rodilla hacia abajo mi pierna no creció al mismo ritmo», detalló el de Barrika.

«Nací con un pie zambo en la pierna derecha, me rompieron los huesos del tobillo, me escayolaron de rodilla para abajo»

«Así que tengo una movilidad de tobillo muy limitada en mi pierna derecha, que además es un centímetro y medio más corta que la izquierda. Entonces, lo que quiero decir con las limitaciones, es que no puedo hacer un swing completo porque mi tobillo derecho no tiene la movilidad o la estabilidad necesarias para hacerlo. Así que desde mi joven aprendí a ser más eficiente para crear potencia y más consistente con un swing corto», insistió.

«Si tomo un movimiento paralelo completo sí podría crear más velocidad, pero no tendría estabilidad. Mi tobillo, simplemente, no puede soportarlo. Pero también aprendí muchas cosas haciendo pruebas. Con mi swing, arqueo la muñeca y así es como golpeo. Son pequeñas cosas que mucha gente puede aprender. Dejar que el cuerpo dicte cómo balancearse es la clave. Por eso Dave ha sido una gran ayuda para mí cuando comencé a ir a TPI con la Federación Española de Golf, porque me enseñó cómo se mueve mi cuerpo, lo que puedo, lo que no puedo hacer, y la forma de ser más eficiente. Lo importante en mi caso es el pie derecho porque el tobillo no se mueve mucho».

Jon Rahm, adaptado a un swing corto

Lo que Jon tiene claro es que pese a tener que ejecutar un swing corto, está sabiendo sacarle partido: «Sí, a mí es lo que me funciona. Y creo que es la mayor lección que le puedo dar a un jugador joven. Que no intente copiarme. Que no intente copiar ningún swing. Simplemente, que busque el suyo propio. Que haga lo que su cuerpo le permita hacer, es lo mejor. Yo por ejemplo no solía ser buen pegador. De hecho era terrible. Pero poco a poco, cuando comencé a aprender en la Universidad, logré convertirme en un buen pegador aprendiendo de mi cuerpo. El cuerpo te dice lo que puedes hacer y lo que no. Algunas cosa se pueden mejorar, otras no. En mi caso, el tobillo derecho no se moverá más de lo que se mueve ahora, así que esa es la belleza del golf».