Thomas Bjorn (-5) es el primer líder sólido del Open Championship. El danés se ha tomado hoy cumplida y fría revancha con el Royal St George's. Ocho años han pasado desde aquella escalofriante secuencia en el hoyo 16…
¿Recuerdan? Bjorn llegaba el domingo a ese hoyo, par 3, como líder insultante, con tres golpes de ventaja. Tenía mano y media agarrando la jarra de clarete. Pero se fue al búnker de la derecha y desde allí el golpe perfecto, la rúbrica genial, consistía en dejar muerta la bola sobre una lomita del green para que desde allí descendiera suavemente hacia la bandera… La otra opción era mucho más sencilla y lógica, atendiendo a su ventaja en el marcador: sacar la bola de la arena como fuera y dejarte un putt de par de cuatro, cinco o seis metros. Bjorn, inspirado durante toda la semana, eligió el birlibirloque. La bola no coronaba la lomita y volvía mansa a la trampa de arena. Al segundo intento, más de lo mismo. En el tercero dibujó el golpe que seguramente debió haber escogido de primeras, para acabar con doble bogey.
El danés aún finalizaba con bogeys al 17 y 18, una vez su concentración había descarrilado. Y entregó de este modo el torneo a Ben Curtis.
Hoy ha firmado una exuberante tarjeta con siete birdies y dos bogeys. Su bola más bien baja ha roto el recorrido de Sandwich, y no cabe duda de que desde ya mismo Thomas se postula como claro candidato. Es evidente que se siente muy a gusto en St George's.
Un lugar, por cierto, a donde ha estado a punto de no venir este año. Hoy está liderando el Open gracias a la lesión de Vijay Singh. Así es el golf. Una vez el fidjiano confirmó que no podría acudir a la cita británca, el danés entró en el cuadro como primer suplente. Su venganza ha sido, así pues, gélida como el hielo y casi accidental.
Por cierto, conviene aclarar un punto respecto a las previsiones meteorológicas. Finalmente, muchos de los partidos de la mañana no han sufrido tanto como se estimaba. Ni por asomo. Por supuesto que el viento ha molestado lo suyo, ha incomodado sobre todo en las zonas más expuestas, pegadas al mar, donde sí se han percibido rachas potentes. Pero no hasta el nivel previsto, esa es la verdad. Bjorn, por ejemplo, era en teoría uno de los perjudicados según las previsiones, y ha entregado un 65. Los partidos que ya han ido saliendo pasado el mediodía tampoco se están encontrando, por el momento, mejores condiciones de juego, aunque sí parece que la intensidad del viento está remitiendo poco a poco.
Dicho esto, Royal St. George's no ha regalado nada a los partidos matutinos. Es un campo duro y no se deja hacer fácilmente. De hecho, en el momento de escribir esta crónica, sólo ocho jugadores han terminado su vuelta bajo par.
