Lucas Glover masca tabaco, pasa horas y horas escuchando canciones de Sinatra y se bebe los libros de misterio de Clive Cussler y Daniel Silva. El flamante ganador del Open USA es licenciado en Comunicación por la Universidad de Clemson. Un tipo peculiar. Juega sin guante, algo muy poco habitual en el mundo del golf, pero que llega a sonar irónico si tenemos en cuenta que el término ‘Glove’, en inglés, significa guante…
Tiene 29 años y es un fanático de los Yankees de Nueva York. El deporte es su gran pasión. De casta le viene al galgo. Su abuelo fue jugador de fútbol americano, aunque su padre se encargó de conducirlo a un deporte que no necesitaba tantos accesorios. Accedió al Open USA a través de las previas, en Columbus, el mismo campo donde intentó clasificarse José María Olazábal.
«Mentiría si dijera que no estuve muy nervioso el último día. Esperaba el ataque de Tiger y Mickelson. No pegué a la bola tan bien como las primeras tres vueltas, pero al final todo salió bien. Es un sueño que tenía desde pequeño», aseguraba ayer mientras recibía la Copa de plata.
Glover nació hace 29 años en Grenville, Carolina del Sur. Es un tipo reposado, tranquilo. No crean que se volvió loco con la victoria, no dio saltos en el green, ni corrió, ni desencajó su cara, nada… Alzó los brazos al cielo, saludó al público y se dio un abrazo liviano con su caddie. Sin aspavientos. Mientras, la emoción sí que se desbordaba en su familia. Su madre no podía contener las lágrimas y su padre le daba un abrazo de esos que sólo saben dar los padres.
Glover, el hombre sin guante, regresará ahora a Grenville, quitará los amarres de su barquita y lanzará su caña al agua mientras escucha a Sinatra. A ver si pican…
