Inicio US Open US Open 2009 No se despisten, hay tela por cortar…

No se despisten, hay tela por cortar…

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¿Es excesiva e insalvable una diferencia de nueve golpes, como para recuperarla en los últimos 18 hoyos de un Open USA? Rotundamente sí. Es el trecho que separa a Tiger Woods (+1) de Richard Barnes (-8), un líder insospechado pero sólido, que hoy ha firmado una valiosa tarjeta de par, y que tiene a sólo un golpe a Lucas Glover, aspirante serio y que tampoco parece dispuesto a ceder así como así…

De acuerdo, que nadie se enerve: Tiger es capaz de marcarse un 64, o quizá algo mejor, en el Black course de Bethpage y en la última ronda, que comienza esta misma tarde (madrugada española). Pero incluso así estaría en manos de estos ‘novatos’. La presencia de Barnes y Glover ahí arriba no resulta excitante, qué duda cabe, pero en nuestra modesta opinión no hace sino engrandecer a este deporte. No, Tiger no gana los torneos sin bajarse del buggy.

¿Y qué se puede decir de David Duval (-3)? De entrada, que ojalá esta actuación suya en el segundo ‘major’ del año sea la antesala de su definitivo retorno a la cresta de la ola. Veamos como templa el ánimo en el asalto final.

Tiger ha apretado lo que ha podido, pero el ángel que le sostiene el putter anda despistado. No remata. Poco o nada más que echarle en cara. Se ha dado

Volvemos a preguntar, con matices: ¿es excesiva e insalvable una diferencia de seis golpes, como para recuperarla en los últimos 18 hoyos de un Open USA? Bien, nos vamos acercando… Es el trecho que separa al prestidigitador Mickelson (-2) de la cabeza. Phil, el jugador que jamás deja indiferente. El que siempre rentabiliza el coste de una entrada. O como rezaría el anuncio: ¿tiene precio una ronda de golf de Phil Mickelson, con sus idas y venidas, sus paseos por la cuerda floja, sus recuperaciones magistrales y embrollos indescifrables?

Mickelson ha puesto lo que hay que poner para llevarle a Amy al hospital, tal y como ella le pidió, el Trofeo de Plata que distingue al ganador del Open USA. El ataque ha sido constante y hasta suicida, como aquel del domingo en Augusta hace un par de meses. Ha firmado sólo seis pares. El resto: siete birdies, cuatro bogeys, un doble bogey… Con el adorno final de un putt para birdie de unos doce metros embocado en el green del 18. No tiene maneras taurinas el desgarbado Phil, pero bien pudo saludar al respetable montera en mano.

El Open USA es de los americanos. Sus aficionados lo disfrutan como nadie, lo viven como una fiesta, aunque sea con pegotes de barro colgando del cogote. Y los jugadores de las barras y estrellas lo desean como ninguno. Ocho de los once jugadores que ocupan plaza de top-ten en estos momentos son norteamericanos. Eso sí, no descarten tampoco a Ross Fisher. El inglés está jugando con mucho temple, con mucho toque y tiene tanto birdie en las manos como Mickelson. ¿Y Sergio? Nos van a permitir ustedes que al único representante español que nos queda le dediquemos un análisis pormenorizado en una próxima pero rauda entrega…