Sergio García (+2) ha finalizado el Open USA con una vuelta de 70 golpes, al par del campo, seguramente en la jornada más complicada, ya que por primera vez en toda la semana, prácticamente, se ha levantado el viento, alargando considerablemente algunos hoyos que de por sí ya se jugaban muy largos. Ejemplos bien calentitos: el español, que no es un cualquiera pegándola duro con el driver, ha tenido que jugar madera 5 de segundo golpe en el hoyo 10 después de una gran salida, y un hierro 4 en el 15. El hoyo 7 también ha disparado su metraje, lo mismo que el 5…
García no ha tenido en realidad opciones de victoria, pero ha vuelto a meterse arriba. Ha terminado en el top ten. El eterno debate va a reabrirse, seguro, con don ‘bandos’ muy claros:
1. Quienes piensan que no es suficiente. Que tiene que ganar ya un grande.
2. Y quienes pensamos que Sergio es quien es, con sus virtudes (muchas) y defectos (más bien pocos) y que sólo él puede exigirse la gloria de vencer en las grandes citas. En este lado del debate hay que incluir, además, a quienes son (somos) conscientes de que este jugador viene de pasar una mala racha y que este resultado puede ser el comienzo de su retorno. Nadie está a tope siempre.Y sólo Tiger puede luchar por la victoria sin encontrarse pletórico. Lo repetimos una vez más: Sergio no es Tiger. Ni siquiera se asoma. Ni Sergio ni nadie. ¿Por qué no tener paciencia, la que haga falta, y apoyar decidida y apasionadamente al mejor jugador de golf español de la actualidad aunque no sea el número uno? ¿Por qué exigirle victorias en ‘majors’ a quien todavía no ha podido ganar uno?
García se confesaba recién finalizada su última vuelta:
Sobre la semana en Bethpage. «He jugado con lo que tenía. Si mezclo las vueltas y los hoyos se puede decir que he hecho dos buenas rondas esta semana. Pero ha habido otros 36 hoyos de superviviencia. Son demasiados. Me queda un poco para llegar a mi tope y en líneas generales no ha sido una buena semana. Si soy honesto tengo que decir que no he jugado lo suficientemente bien para estar ahí. La buena noticia es que sin estar al ciento por ciento no he hecho muchos bogeys en un Open USA».
Sobre su estado anímico (para los que no lo sepan: al de Borriol le ha costado digerir una ruptura sentimental). «De la cabeza ya estoy mejor, vuelvo a ser más ‘yo’ en el campo y eso es importante. Si no juego bien, al menos estoy más tranquilo y no con ganas de tirarlo todo y de irme. Lo que no sé es si estoy para ganar… Me falta un poco de confianza. Pero esto es un círculo vicioso: cuando juegas un poco mejor vas cogiendo confianza».
Le cuestionamos, además, si la clave de su semana no estuvo en aquel doble bogey en el hoyo 18 del pasado viernes, estando en mitad de calle y viniendo con un acumulado de -1. Más que por el resultado en sí mismo, porque cercenó una racha buena de juego que le estaba metiendo muy arriba. «Ya véis, estuve a punto de embocarla desde el bunker para birdie y luego hice tres putts… pero no creo que fuera la clave. Nunca se sabe qué hubiera pasado después. Ahí está el ejemplo de Adam Scott, que jugó conmigo ayer. Iba con -3 y en dos o tres hoyos se puso al par, para acabar hoy con +8… Además, aunque el resultado que traía era muy bueno, tampoco creo que estuviera jugando tan bien en ese momento».
