Inicio US Open US Open 2009 Tomémonos cinco minutos para echar el freno, ordenar ideas y sacar conclusiones

Tomémonos cinco minutos para echar el freno, ordenar ideas y sacar conclusiones

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Hora del corte en Bethpage y momento ideal de echar el freno y hacer algunas cuentas, porque el caos, en ocasiones, no te deja ver más allá de tus narices. Vamos con unas cuantas conclusiones y alguna que otra pequeña historia…

No tenemos mucho tiempo, puesto que el juego se reanuda (tercera jornada) a las 23,30 horas de España. Ya mismo. Sergio García, único representante español, sale a las 00,18 por el tee del hoyo 1 junto Adam Scott.

1. Lo primero, y sin paños calientes. Decepcionante actuación de la Armada, que acudía con su representación más numerosa de la historia en el Open USA (cinco jugadores), y que se queda sólo con Sergio García. Y no se trata de un mero porcentaje. Es que por juego y momento de forma debía haber entrado alguno más. Existe un atenuante obvio, en todo caso: Fernández Castaño, Quirós y Lara eran debutantes en el Open USA (Lara, incluso, no había jugado nunca antes un ‘major’).

2. Terrorífico el hoyo 18 para nuestros intereses. Lo de Sergio ayer ya está suficientemente contado (tres putts tirando el primero desde un metro), y hoy ha sido Miguel Ángel Jiménez el damnificado. Se ha plantado en el tee con +4 después de una soberbia jornada en la que venía marcando un parcial de -3. Primer error: el malagueño sentía que tenía que jugar el driver, porque estaba pegándola confiado con ese palo, pero su caddie le insinúa que coja la madera tres para amarrar.

Dudas, indecisión… Y al final una madera tres espantosa al rough, con un stand más espantoso todavía junto al talud de un bunker. Todavía tuvo un aprochito de unos treinta metros para buscar el par con un putt, pero la deja a seis metros de bandera y cuesta abajo. El bogey le ha costado quedarse fuera del corte. Una faena. Una puñalada trapera, que diría Miguel.

3. Barnes (-8) y Glover (-7) han roto el campo y los pronósticos. Nadie esperaba unos líderes tan rotundos. Y mucho menos que fueran ellos. El lío del agua, las suspensiones, las calles donde no corre la bola, los greenes blandos y receptivos, los dos turnos de juego con clara ventaja meteorológica para uno de ellos… Nada de todo eso debe hacernos perder la perspectiva de que a estos chicos nadie les ha regalado nada. Tiger, por ejemplo, ha jugado hoy muchos hoyos en perfectas condiciones de juego y no ha bajado de 69. Otro nombre: David Duval. El único jugador del mundo, junto a Vijay Singh, que fue capaz de poner en entredicho la hegemonía de Tiger en el ranking mundial. Está con -3. ¿Vuelve por sus fueros? ¿Se acordará de lo que es ganar?

4. El número uno ha amagado, pero no ha rematado. Está muy lejos, pero nadie se atreve a descartarlo. No seremos nosotros los primeros, aunque en realidad sus opciones de victoria son más que raquíticas. Casi nulas. Es más, si gana, como mínimo, habrá igualado un récord histórico del Open USA. Tiger está a once golpes del líder. La mayor ventaja recortada en 36 hoyos por un campeón ha sido precisamente once golpes. Lo consiguió Lou Graham en 1975. Se le preguntaba por esto a Tiger. «Está claro que es difícil, pero no lo descarto. Tendría que meter más putts».

5. Volvamos a Sergio. Valor seguro. Quizá su primer grande deba llegar viniendo desde atrás en los últimos nueve hoyos. En esta edición del Open USA, en todo caso, lo tiene también muy complicado. Pero nos gusta su situación: ‘escondido’ en segunda o tercera fila, pero arriba en la tabla, tranquilo y sin entrar en quinielas… Y sobre todo: jugando sólido y recuperando con soltura en los malos momentos.

6. Casi escandaliza pensar que el Open USA pueda ganarse con un registro en torno al -10, pero volvemos a lo de antes: Bethpage no ha sido una hermanita de la caridad y sólo trece jugadores están jugando bajo par hasta el momento. Por no citar algunos nombres que se han quedado fuera del corte: Casey, Harrington, Els, Donald, Watney, Leonard, Zach Johnson, Rose, Jiménez…

7. Lara (+7) ha firmado hoy una notable tarjeta de par. Su análisis a bote pronto, recién finalizada la segunda vuelta: «ha sido una cabronada… Nunca sabré que habría pasado de no haber tenido que jugar once hoyos con agua y viento el jueves, porque tampoco puedes asegurar que lo hubiera hecho mejor. Pero ha sido una grandísima experiencia, un espectáculo que hay que ver y que yo he vivido desde dentro. No me he sentido nada nervioso ni tenso. Hoy me he dado cuenta que este campo, siendo dífícil y jugándose muy largo, era más asequible en buenas condiciones. La lástima fueron esos hoyos que jugué de la primera vuelta sin lluvia en los que tripateé en tres greenes. Creo que ahí están los golpes que me han sobrado para pasar el corte. Esa es la gran espina que me queda».