Alguno dijo el jueves por la tarde que este US Open difícilmente se va a ganar con un registro bajo par. Precisamente quien ello aseveraba con rotundidad, Phil Mickelson, firmaba el viernes la mejor tarjeta del torneo, 66 golpes. Y lo hacía al estilo Mickelson: cinco birdies en los primeros ocho hoyos, sin error alguno, sin dar la sensación de ir al límite y con esa pose al natural que suele mostrar el norteamericano. De repente se desata y no hay recorrido que se le resista. Y cada vez se desata de un modo más rotundo y regular…
Él atacaba el liderato, pero de paso ha dado un golpe de autoridad en la lucha por el Número Uno. ¿Se nos ve el plumero? ¿Estamos deseando que Tiger ceda su cetro? No exactamente. Aunque no le vendría nada mal al golf mundial y al propio Woods.
“El leaderboard no lo miro hasta los nueve últimos hoyos del domingo. E incluso en ese momento sé que haciendo pares hasta el final vas a ganar posiciones”, dice Mickelson. De momento, está a dos golpes de McDowell, levantando como si nada el 75 del jueves. El norirlandés, en todo caso, se revela como un líder algo más que correoso.
Ernie Els (-1 tras entegar un 68) marcha también imperial. ¿Entre estos tres estará la cosa? Hoy iremos despejando dudas. A ver qué hacen los Casey, Poulter, Dustin Johnson, Kjeldsen, Choi, y hasta el mismísimo pipiolo Ishikawa, todos ellos a menos de cinco golpes del líder.
En cuanto a los españoles, Rafael Cabrera Bello, Sergio García y Pablo Martín pasaron el corte, mientras que Álvaro Quirós y Miguel Ángel Jiménez se quedaron fuera por un solo golpe.
