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El Señor de Pebble Beach contra el Séptimo de caballería

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Dustin Jonhson (-6) se enfrenta este domingo al mayor desafío de su carrera: defender su liderato en el US Open de los implacables ataques de Tiger Woods (-1) y Phil Mickelson (+1). Los Números 1 y 2 del mundo llegarán desde atrás, tocando a rebato y con la ayuda del Séptimo de caballería, que en este caso es la motivación extra que inocula a cada golpe pelear por el trono mundial…

La magnitud del reto de Dustin es fabulosa. La recompensa en caso de éxito, también. El gran pegador norteamericano cuenta con una ventaja. La confianza que inyecta ser el golfista que mejor ha jugado Pebble Beach en los últimos tiempos. Es el Señor de Pebble Beach. Ha ganado los dos últimos torneos del PGA Tour disputados en este campo y, aunque no tiene casi nada que ver la preparación del AT&T con el US Open, es evidente que el escenario tiene un duende especial para él.

Dustin Johnson nunca se ha visto en una situación parecida. Habrá que ver cómo es capaz de digerir la presión. No es lo mismo la ronda final de un major, los últimos nueve hoyos incluso, que la tercera jornada. Ayer no se le puede poner un pero. Sobresaliente. Estuvo seguro, sereno, certero, firme con el putt y con el mejor drive del torneo. Y lo hizo mientras se oían los gritos en el campo por lo que estaba haciendo Tiger. Ya se asomaba a la pizarra. También retumbó en sus oídos la ovación por el birdie de Mickelson en el 16. Pero no se inmutó. Ni siquiera tembló ante su rival más directo, un bravo Graeme McDowell (-3), que sólo dobló la rodilla en el tramo final de la vuelta, coincidiendo con su despegue. Su putt de birdie en el 16 fue fantástico, con una caída tremenda de derecha a izquierda, muy similar al que Tiger había embocado algo más de una hora antes en el 17. En el 18 también emuló a Woods. Alcanzó el green de dos y se sacó un birdie cómodo.

Ese tironcito final puede ser decisivo en el torneo, aunque 18 hoyos en Pebble Beach y con las fieras que le persiguen pueden ser molto longos.

Los cazadores. Hay que darle mucho crédito a Graeme McDowell. Sale a tres golpes, pero su capacidad para entrar en racha le hace peligroso en cualquier escenario. Hoy ha jugado de maravilla, hasta que la bola se le enterraba en el rough del hoyo 16 y le condenaba al bogey, un buen bogey, que coincidía con el birdie de Dustin. En el 17 fallaba para par un putt muy traicionero de algo más de un metro. Lo tiró firme, pero no cayó lo que pensaba.

Tiger Woods parece que ha vuelto en esta tercera jornada de US Open, pero debe confirmarlo en domingo. Si mantiene el nivel de ayer en los greenes será muy difícil contenerle.

Phil Mickelson ha vuelto a dejar al público con la boca abierta. No ha estado fino con su juego largo, pero a cambio ha dejado casi en cada hoyo una lección magistral de juego corto y recuperación. Ese repertorio que sólo Mickelson puede ofrecer. Su momento álgido llegaba en el hoyo 18. Su bola desde el tee se abría más de la cuenta y acababa en el acantilado. La pelota se veía y bajó para estudiar si podía jugarla. Otro golfista ni siquiera se habría molestado en bajar por la escarpada pendiente, pero para Mickelson no ha nada imposible hasta que no se demuestre lo contrario. Finalmente decidía no golpear y dropó. Dio su tercer golpe aún muy lejos del green y fue apoteósico. Alcanzó el green y se dejó una opción de birdie de unos cuatro metros. Increíble. Si metía se quedaba a un solo golpe de Tiger. Falló, pero el duelo está servido.

Hace apenas tres días Estados Unidos vibraba con el séptimo partido de la final de la NBA entre Lakers y Celtics. La pelea hoy entre Tiger y Mickelson por el torneo y por el Número 1 no le va a la zaga.

No podemos olvidar entre los cazadores a Ernie Els (Par). El sudafricano está fino, inspirado en los greenes y con su habitual gran juego largo. Puede aprovechar el marcaje de sus rivales para colarse en la ‘chicane’, como si fuera Valentino Rossi. La gran sorpresa de los jugadores que están arriba es el francés Gregory Havret. Su destreza en los greenes es la clave. Es el segundo mejor pateador del torneo, sólo por detrás de Graeme McDowell.

Rafa Cabrera Bello ha estado luchando durante toda su vuelta, manteniendo una actitud positiva, disfrutando con el ambiente, celebrando los buenos golpes con el público, pero el final de su vuelta ha sido demasiado cruel. El canario ha hecho bogey y triple bogey (17 y 18) para acabar con 81 golpes en el día para +13 total. Sin ese final, estaría en los mismos registros de Sergio García, que hoy podría optar al top ten con una gran vuelta. Sea como fuere, Pablo Martín y Rafa Cabrera Bello ya han cumplido con creces pasando el corte en este US Open. Todo lo que venga añadido, bienvenido sea.

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