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Jiménez nos explica por qué le va bien el Olympic Club…

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Los jugadores de la Armada Española en San Francisco creen que a Miguel Ángel Jiménez le va bien el Olympic Club…

«Un campo donde hay que jugar bien al golf, donde hace falta mover la bola y no basta sólo con pegarla fuerte para adelante…» según describe el propio jugador malagueño.

Ahora, de eso a sentirse favorito, va un trecho. Y Jiménez ya es lo suficientemente veterano como para caer en semejante trampa. Mucho menos en un torneo del calado de un US Open, donde están los mejores jugadores del mundo y donde se sale a morder. «Una cosa es que te guste el campo y otra eso de ser favorito. Favoritos no hay. Si acaso, cuando hablamos de algún Número 1 como Tiger, porque este tipo de jugador lo es en cualquier campo y en cualquier torneo».

Miguel está realmente metido en la cita. Muy concentrado, con el ceño fruncido. No deja de trabajar. Inquieto, de aquí para allá. Ayer era de los últimos en marcharse de la zona de prácticas del Olympic, y había llegado a las siete de la mañana al club californiano para salir a jugar pasadas las ocho. Más de nueve horas en el tajo, con el habitual y lógico paréntesis para comer.  En los últimos tiempos está manejando como buenamente puede un cierto nivel de frustración porque «los resultados no llegan, se esconden…», comenta.

Poco se puede añadir ya al respecto de la eterna juventud de Jiménez. Con 48 años sigue entrando en las quinielas. A semejantes extremos han llegado muy poquitos jugadores en la historia del golf, mucho menos en la historia moderna. Y, al igual que sus compañeros de la Armada destacan sus posibilidades, también encontramos referencias entre los colegas especializados norteamericanos. Por algo será.

Sin embargo, él entiende también que tiene menos recorrido que la mayoría. Que bastante lejos ha llegado. Y Miguel es un hombre con un amor propio vasto y profundo: jamás lo dice abiertamente, pero ‘necesita’ rematar su carrera con un ‘major’. Así que se siente como una fiera en su jaula cuando intuye que un campo se adapta mejor a sus condiciones, a sus posibilidades… Ese es justo el caso de esta semana en San Francisco. Después, todo es cuestión de detalles. Y lo sabe mejor que nadie: si tienes una mala semana de putt, olvídate. Pero, ¿y si empiezan a entrar como quien no quiere la cosa?