Ni remontadas milagrosas, ni batacazos antológicos. Martin Kaymer no dio opción a nadie y se impuso en el US Open con un paseo triunfal sobre Pinehurst.
Sufrió el alemán, sí, pero lo justo, o más bien poco tratándose de la última jornada de un major como el US Open y saliendo de líder. Mérito suyo, por supuesto, pues fue capaz de jugar bajo par, pero también demérito de sus rivales. El campo estaba difícil, pero se podía hacer una vuelta baja, sin embargo, ningún jugador de los últimos ocho partidos, a excepción de Kaymer, logró jugar bajo par.
Nadie se lo terminó de creer. Igual fue por la imagen de poderío que había ofrecido el alemán en las tres jornadas anteriores, o porque se esperaban un recorrido Nº2 al límite, quién sabe. La realidad es que ninguno de los que perseguían al teutón fue capaz de meter una vuelta baja para aunque fuera moverle la silla. Y eso que la USGA regó los greenes dos veces, como si preparara el terreno para una remontada.
El único momento de cierta angustia en la vuelta llegó en el hoyo 10. Kaymer se lió de lo lindo alrededor de green y firmó un bogey. En ese instante, Erik Compton se colocó a cuatro golpes. Nadie ha estado más cerca del alemán este domingo. Eso sí, la angustia duró bien poquito. Compton enlazó dos bogeys en el 11 y en el 12 y Kaymer volvió a tener seis golpes de ventaja, uno más del bagaje con el que partió desde el 1.
En el hoyo 13 embocó un excelente putt de birdie de unos cuatro metros, sacó el puño y juguteó con su putter. Fue ahí, exactamente ahí, cuando se dio cuenta de que el US Open ya no se le escapaba. Además, por si había alguna duda, volvió a meter otro sensacional putt de birdie en el 14. Otro puro.
A partir de ahí, ya sólo restaba saber con cuántos golpes de diferencia ganaría y cuántos jugadores acabarían bajo par. Remató con par en el 18, con otro putt magnífico de tres metros, y acabó el torneo en -9. Ganó con ocho golpes de margen sobre Erik Compton y Rickie Fowler, la cuarta mayor diferencia de la historia, igualando la cosechada por Rory McIlroy en 2011. Sólo tres golfistas bajo par al final de la semana y dos con -1. La USGA lo ha vuelto a conseguir, y esta vez sin la ayuda de un rough criminal.
Kaymer conquista así el segundo major de su carrera con sólo 29 años. Una proeza. Esta victoria se une a la lograda en el PGA Championship de 2010, en Whistling Straits, curiosamente un campo que estéticamente se parece mucho a Pinehurst. Su récord en Estados Unidos es impresionante. Ha conseguido tres triunfos y qué tres triunfos: PGA Championship, THE PLAYERS, ganando también de principio a fin, y US Open. Siempre a lo grande.
