Líder destacado del US Open con varios récords en su bolsillo
Estocada hasta la bola y dos orejas para Martin Kaymer en la plaza de Pinehurst Nº2. Segunda vuelta de 65 golpes y liderato indiscutible con -10.
Descomunal exhibición del jugador alemán, que domina el US Open con puño de acero. Ha dejado a sus rivales clavados, como hacía Perico cuando llegaban los puertos de alta montaña en el Tour. A seis golpes está el sorprendente Brendon Todd, ganador del Byron Nelson hace menos de un mes, y a siete se encuentran Kevin Na y Brandt Snedeker.
Kaymer no sólo manda en el torneo, sino que además se ha hecho un hueco preferente en la historia. El teutón ha hecho saltar por los aires el libro de los récords del Abierto de los Estados Unidos. Ha sido el segundo más rápido en colocarse en doble dígito bajo par en las 114 ediciones del US Open. Además, nadie cumplimentó los primeros 36 hoyos en menos golpes (130). Supera los registros de Rory McIlroy (131 en Congressional, 2011) y Ricky Barnes (132 en Bethpage, 2009). Y una más: ha igualado la mayor ventaja de la historia de un líder del US Open después de 36 hoyos (seis golpes, como McIlroy en 2011 o Tiger en 2000).
Lo que Kaymer ha hecho en los dos primeros días en Pinehurst sólo puede calificarse de salvajada. Acumula once birdies, un solitario bogey, ha cogido 26 greenes, 25 calles y ha tirado 54 putts. Espectacular. Hay un mundo entre Kaymer y el resto. Así le gustan las cosas al golfista de Dusseldorf de 29 años, a lo grande.
Tres preguntas que buscan respuesta en estos momentos: ¿tan fácil se está jugando Pinehurst para que quede marcado en la historia con el resultado más bajo tras 36 hoyos? ¿Por qué hay tanta diferencia entre Kaymer y el resto (el mayor margen histórico entre el primero y el segundo después de 36 hoyos es de seis golpes)? ¿Ha ganado ya el alemán el US Open?
Vayamos por partes. Pinehurst no se está jugando tan difícil como quisiera la USGA por culpa de la tremenda tromba de agua que cayó ayer en menos de una hora sobre el recorrido de Carolina del Norte. Hoy es el día en el que más blandos están los greenes del recorrido Nº2 en las dos últimas semanas. Aún así, han estirado el campo más de cien yardas respecto a ayer y han colocado algunas banderas realmente difíciles. De no haber llovido, y si se hubieran mantenido las temperaturas de martes y miércoles, parece una quimera pensar que Kaymer pudiera estar con -10.
Dicho esto, hay que matizar algunas cosas. Pese al agua caída ayer, a jugarse por la mañana y a las buenas condiciones de juego, sólo nueve golfistas han podido ganar al campo en los que llevamos de segunda ronda. Ayer por la mañana lo hicieron ocho, es decir, los resultados son muy parecidos. Además, si quitamos al fenómeno Kaymer, resulta que el líder de este US Open estaría con -4 a estas alturas, número muy de este torneo y de la USGA. Simplemente, hay que concluir que Kaymer se ha saltado los esquemas. Sólo trece jugadores están bajo par, entre los que destacan Dustin Johnson (-2), Henrik Stenson (-2), Matt Kuchar (-1), Rory McIlroy (-1) y Jordan Spieth (-1).
Hay una razón que explica el excelente rendimiento del golfista teutón en Pinehurst y que va un poco más allá de su gran momento de forma, recordemos que viene de ganar el THE PLAYERS. Pinehurst es un campo que responde mejor a los golpes de fade, en el caso de los diestros, claro, y Kaymer es un especialista en esta situación. Ya lo reconocía Carlota Ciganda en su blog de Ten-Golf después de jugar aquí dos rondas de prácticas, y Gonzalo Fernández Castaño incide en la idea. “Es un campo que le viene muy bien a los jugadores que dominan el fade, ya que la pelota se sujeta mejor en los greenes con este golpe. Kaymer es un especialista en este efecto”, señala. He aquí una explicación técnica, aunque dicho esto, la inspiración del alemán va mucho más allá de que le pegue bien al fade.
Y por último, Kaymer no ha ganado el US Open todavía, pero tiene medio metido en el bolsillo. Se espera una vuelta de tuerca importante de la USGA en la prepación del campo para el fin de semana y resulta difícil pensar que nadie vaya a llegar al -2 o -3. Esto significaría que al actual líder le podría valer con dos vueltas de 74 golpes para levantar el trofeo el domingo. Es decir, lo toca con la punta de los dedos, pero aún no lo tiene. Las dos orejas ya son suyas, pero ahora debe rematar la faena para salir por la puerta grande.
