Sergio García firma 73 golpes en la primera vuelta del US Open y casi no se aguanta. Está enfadado, desesperado y siente que el torneo está ya prácticamente fuera de su alcance. Tranquilos, que no cunda el pánico, esta es una historia del pasado.
Así reaccionó tras su primera ronda en el Olympic hace dos años. Hoy hemos visto a un Sergio García firmando los mismos golpes (73), sufriendo de lo lindo con los greenes de Pinehurst, agarrándose, metiendo buenos putts para salvar pares, embocando desde el bunker su único birdie, peleándose con sus hierros para intentar que fueran más certeros y haciendo equilibrimismo en los approachs… Es decir, pasando las de Caín, como en el Olympic, pero con un actitud totalmente diferente. La noche y el día. La lectura nada tiene que ver. Y eso es lo más positivo de su ronda.
Sergio no ha estado fino con los segundos tiros hoy en Pinehurst, sí precisamente con el golpe más importante que demanda el campo de Carolina del Norte. También ha sufrido con los chips alrededor de green, no conseguía dejarlos cerca. Pero esto es un US Open y toca sufrir y Sergio iba solventando los problemas como podía, especialmente con el putter.
En los segundos nueve hoyos se ha dejado más opciones de birdie, alguna muy clara como en el 18, que se quedó colgando, pero siempre sufriendo. “El campo está muy difícil, y eso que lo hemos jugado en las mejores condiciones posibles. No es nada fácil dejarse oportunidades de birdie, así que estoy contento porque al menos nos hemos aguantado y seguimos ahí en pie”, aseguraba García tras entregar su tarjeta.
Lo cierto es que está cerca de la cabeza y con una actitud fantástica para el US Open. Sabe que toca sufrir y está dispuesto a llevar todo el día puesto el mono de trabajo. Si mantiene el nivel de putt que ha exhibido hoy y mejora con los hierros, aún tiene mucho que decir en Pinehurst.
