El campeón defensor del US Open, Justin Rose, anduvo la semana pasada el campo de la mano de un hombre mítico, Willie McRae. Se trata de un caddie y no es uno cualquiera. Tiene 81 años y llegó a trabajar a Pinehurst Nº 2 un año antes de que las tropas aliadas desembarcaran en Normandía, hito que acaba de celebrar su setenta aniversario.
A la edad de diez años ya acompañaba a su padre en las labores propias del caddie y nadie conoce como él los greenes y los secretos del campo. Rose, de hecho, ha confesado haber quedado alucinado sobre todo con la sapiencia de McRae a la hora de juzgar las dobles caídas en los putts largos.
El inglés ha pateado el campo durante la semana antes del torneo (llegó incluso dos días antes de lo previsto tras quedar fuera del corte en el Memorial), tal y como hizo hace doce meses en Merion. No le fue mal. Rose destaca que le inspira especialmente el hecho de recorrer las calles lejos del bullicio de la semana del torneo.
McRae, por si vale de algo el dato, ha llevado bolsas tales como las de Arnold Palmer, Sam Snead (durante la Ryder del 51, disputado en Pinehurst), Ben Hogan… En fin, todo un currículo. El hombre no está para agacharse mucho ni para cargar peso, pero su cabeza funciona como un reloj.
Gonzalo Fernández Castaño, por su parte, tampoco se ha quedado muy atrás. El madrileño se está ‘americanizando’ en el mejor de los sentidos: el de preparar las grandes citas a conciencia y tratando de cuidar todos los detalles. Así que también salió acompañado el pasado lunes de un caddie local, Michael Wilson, que le ha ayudado mucho, según nos confesaba el jugador, a la hora de leer los greenes y lo que no son los greenes: los diferentes aprochitos en las vertiginosas escapatorias, las mejores zonas para apuntar desde el fairway, vientos dominantes, influencia del pelo de la hierba en los greenes… Todo un manual de un valor incalculable. Dave Stockton, entrenador del putt del madrileño, los puso en contacto.
