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Prohibida la lectura para nostálgicos empedernidos

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En efecto, queda prohibida la lectura a los nostálgicos: los greenes de Pinehurst Nº2 no son exactamente los que diseñó Donald Ross.

Así lo confirman quienes hicieron la última remodelación, Bill Coore y Ben Crenshaw, aunque ellos sólo tocaron ligeramente los greenes de los hoyos 15 y 17.

El asunto es que, viendo las fotos antiguas, los greenes primeros no eran tan altos como los actuales. Hay que pensar, no obstante, que fue el propio Ross quien anduvo tocando y retocando casi hasta el año de su muerte, en 1948. En fin, digamos que a Ross le iban los greenes convexos, pero que la altura y el grado crecieron con los años hasta hacerlos archifamosos precisamente por ello, por la dificultad que presentan para dejar la bola quietecita, a ser posible cerca de la bandera…

– Vayamos aún más al grano. Los greenes de Pinehurst Nº2 fueron de tierra hasta 1935. Tal y como lo leen. Aunque desde años antes Ross fue haciendo algunas pruebas plantando hierba, por ejemplo, en algunos de ellos. Y su famoso aspecto convexo lo dibujó el diseñador escocés cuando tornaron todos en hierba, así que la filosofía del creador, digámoslo así, se conserva.

Una conclusión, que tampoco gustará a los nostálgicos: en realidad no es algo que haya ocurrido sólo en Pinehurst, sino en todos lados. Cada vez que se resiembra o pincha un green puede estar cambiando ligerísimamente su contorno. Al fin y al cabo es naturaleza viva. Pero las líneas maestras prevalecen. 

– Phil Mickelson apuesta por la lluvia. Ya lo sabe todo el mundo: el zurdo norteamericano ha finalizado segundo en el US Open seis veces en los últimos quince años. Lo que quizá no recordáramos es que en cinco de las seis ocasiones cayó agua del cielo. Que llovió durante la semana en algún momento, vamos.

Y su lectura no deja de ser curiosa. Es posible que no ganara, pero desde luego tuvo la oportunidad de hacerlo y entiende que el agua le ayudó. O quizá sea la única cadena de unión que vea en semejante sucesión de buenos resultados, aunque también fueran dramáticos. Después, más en serio, aportaba una explicación técnica aplicada sólo a este campo de Pinehurst Nº 2: “si llueve la mayoría de los jugadores tendrán más problemas para patear desde fuera de green. Y por otro lado los chips tendidos son más sencillos para mí porque en el primer bote la bola resbala ligeramente y eso le ayuda a acercarse al hoyo, evitando que se quede clavada y regrese”. En efecto, aquí el problema alrededor de green no es el que acostumbraba a ser en un US Open, el rough terrorífico que te impide chipear y aprochar con ciertas garantías, sino las escapatorias vertiginosas que te obligan a recuperar con chips rodados contra la pendiente o tensos globitos en busca del hoyo.

– Hay que estar pendientes del estado físico de Miguel Ángel Jiménez y Sergio García. Al malagueño, por momentos, le duele a rabiar esa tendinitis que arrastra desde hace tiempo en el codo derecho, que viene y va y que cuando aprieta le hace ver las estrellas… Pese a todo, Miguel prefiere no concederle demasiada importancia. En cuanto a Sergio, todas las pruebas en su rodilla izquierda, han resultado positivas. Ya no tiene ese edema en la inserción del cuádriceps en la rótula que le obligó a abandonar en Wentworth, pero aún no se ve al ciento por ciento. Él es optimista: “lo que está claro es que no siento pinchazos, como me pasó el domingo en el Open de España y luego en Wentworth. Siento algo, pero estoy bien. Ahora hay que probarse de verdad, jugando vueltas de competición…”.