Sergio García se queda como único representante de la Armada en el US Open. El jugador de Borriol ha firmado una vuelta de 71 golpes en Pinehurst y se encuentra con +4. No es el resultado soñado, pero las sensaciones para el fin de semana son buenas.
Sergio ya sabe que le puede ganar a Pinehurst, que puede hacerle pupa. “He jugado bastante mejor que ayer y eso es lo más positivo”, explica. De hecho, estuvo durante gran parte de la segunda vuelta en números rojos, buscando incluso algún resultado mejor que lo disparara en la tabla hacia el top ten.
Empezó con birdie en el hoyo 10, su inicio del día, y siguió con doble bogey en el 11. “La bola se me fue a un arbusto, injugable”, señaló. Son las cosas que te pueden pasar en Pinehurst, es el azar del que venimos hablando toda la semana. A partir de ahí, Sergio aguantó haciendo pares hasta que aprovechó el 3 y el 5, los dos hoyos más asequibles del recorrido para ponerse de nuevo bajo par.
Sin embargo, una bola cerrada en exceso en el hoyo 7 y un doloroso tripateo en el 9 certificaban una tarjeta sobre par y dejaban al español con un sabor de boca agridulce.
Sea como fuere, la noticia más inquietante del día, sin duda, es que la rodilla le ha vuelto a molestar. “Me ha pegado un pinchazo bastante fuerte en el hoyo 4 y después me ha molestado mucho de vuelta a la casa club cuando hemos acabado”, apuntó.
Sergio está ahora mismo a un mundo de Kaymer, casi como todos, pero no tiene tan lejos otros objetivos notables como el top ten. De hecho, la décima posición está exactamente a cinco golpes con 36 hoyos por delante. Ese debe ser el objetivo para el fin de semana y Sergio está convencido de que lo puede conseguir, siempre y cuando la rodilla no diga lo contrario.
