Inicio US Open US Open 2017 LA USGA no puede controlarlo todo…

LA USGA no puede controlarlo todo…

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El hoyo 1 de Erin Hills. © Tengolf
El hoyo 1 de Erin Hills. © Tengolf

El presidente de la USGA, Mike Davis, anda el hombre moderadamente preocupado. Los greenes de Chambers Bay (US Open de 2015), tan criticados, tan al límite ciertamente, así como la polémica por la famosa penalidad a Dustin Jonhson (US Open de 2016) han sido situaciones y sucesos concretos que mantienen en alerta a la USGA y que, literalmente, les hacen sentirse presionados. Dicho de otro modo: necesitan sacarse las espinas y que este año el torneo transcurra sin sobresaltos.

Por supuesto, hay elementos que ni siquiera la USGA puede controlar. Los imponderables meteorológicos, por ejemplo. Y el asunto no ha comenzado de la mejor manera porque las tormentas eléctricas que barren el condado de Washington, al oeste de Milwaukee, donde se sitúa Erin Hills, ya han obligado a suspender las jornadas de prácticas el lunes por la tarde y el martes por la mañana. Las previsiones presentan una semana entera de inestabilidad, sin que en ningún momento haya que descartar las posibilidades de una tormenta ‘a la americana’ (rayos suspendidos del cielo durante segundos eternos) o chaparrones. Sin embargo, el panorama, siendo molesto, no es dramático y, al igual que el año pasado en Oakmont, de una u otra manera el torneo finalizará el domingo en tiempo y hora.

Se trata de echarle paciencia y un poco de cintura. Jon Rahm, por ejemplo, tenía previsto salir a jugar hoy nueve hoyos en torno a las ocho de la mañana y ha tenido que retrasar la salida a unas dos horas (lo hará, por cierto, junto a Rafa Cabrera Bello). O Sergio, que quería jugar a eso de la una de la tarde y finalmente lo va a hacer pasadas las tres… En fin, pequeños accidentes puramente domésticos. En el momento de ir cerrando esta pequeña crónica de situación, a eso de las 8,30 horas locales, se estaba abriendo al fin el campo de prácticas y media hora más tarde comenzarán a salir los jugadores por ambos tees.

Erin Hills, todo hay que decirlo, ha aguantado bravamente los embistes del clima. Además de bonito es duro de pelar. El rough de festuca (triguero hemos quedado nosotros en llamarlo de mala manera, pero para hacerlo de un modo más visual) agradece gentilmente el agua torrencial y sigue hinchando el pecho…