Inicio Grandes Circuitos Un monstruo despiadado que le hace tilín

Un monstruo despiadado que le hace tilín

Compartir


“El US Open es el major más duro que hay”. Son palabras de Sergio García que sin duda serían suscritas por cualquier otro jugador. Es el monstruo de los monstruos, el mayor desafío del mundo del golf. Un dato definitivo que ayuda a comprender la exigencia de este torneo: García acumula un resultado total en las 17 ediciones que ha jugado de +120. Y ojo, porque no se le ha dado nada mal…

El de Castellón cumple este año la mayoría de edad en el US Open. Debutó allá por el año 2000 y desde entonces no se ha perdido ninguna cita. Forma parte de esas cifras extraordinarias que suelen pasar desapercibidas cuando hablamos de Sergio. Porque sí, ganar un US Open es fabuloso, pero jugar dieciocho seguidos (y los que vengan) tampoco es moco de pavo.

A Sergio el monstruo le hace tilín. Lo reconoce abiertamente. Le gusta este grande. Le pone el desafío que cada año plantea la USGA. Son torneos donde cada jugador tiene que exhibir todos los recursos que lleva en la bolsa, sin excepción, y al español le motiva especialmente esto.

Además, sus resultados lo avalan. Sólo ha fallado dos cortes en toda su carrera y el último ocurrió hace ya diez años. Ha estado dos veces cerca de ganar y acumula nada menos que cinco top ten y diez top 25. Más de la mitad de los que juega acaba entre los 25 primeros. Una estadística muy seria.

Las razones por las que el US Open le gusta a Sergio es porque normalmente es un test terrorífico que separa perfectamente el grano de la paja. Se juega habitualmente (cuando el tiempo no lo impide) en greenes rápidos y duros, algo que gusta mucho al de Borriol. Y, sobre todo, siente que lo ha podido ganar y que lo puede ganar.

Y la anécdota: será también su major número 72 jugado de manera consecutiva. Una cifra bonita hablando de golf. Son los hoyos que se juegan en un torneo y el par habitual de los campos. Es el par aquí en Erin Hills, por ejemplo.

El US Open es un monstruo despiadado, pero Sergio tiene motivos más que sobrados para quererlo. Y el domingo confía en añadir algún motivo más…