Rafa Cabrera Bello (+2) ha finalizado el US Open en Erin Hills con una vuelta de 74 golpes, resultado que visto así no dice mucho, incluso aunque esta última jornada haya sido la más dura de toda la semana por culpa del viento (tuvo que llegar Eolo para echarle una mano a la tradición y a la USGA). Sin embargo, la vuelta del canario esconde una de las mejores rachas de todos los tiempos en este torneo, pues encadenaba hasta cuatro birdies consecutivos entre los hoyos 14 y 17. Pensemos que esta misma semana Adam Hadwin igualaba la mejor racha de la historia, seis birdies seguidos en un US Open, y lo hizo en condiciones mucho más favorables a las de este domingo.
Hay que considerar también otras dos circunstancias para darle aún más valor al logro. Por un lado Cabrera venía sufriendo, con un parcial muy duro de cinco arriba en el día, pero no perdió la paciencia. Y por otro lado, dos de esos cuatro birdies los dejó dados con auténticos tirazos desde la calle o el tee, en otro tuvo que patear desde metro y medio y sólo necesitó de un purito, en el 17, para completar el póker.
Aún pudo, además, llevar la racha hasta los cinco birdies consecutivos. De hecho, si no lo consiguió fue porque a las musas del golf no les dio la real gana, porque el español jugó un gran hoyo 18, par 5, tirando el último aprochito tal y como quería, jugando con el contorno y esperando que la bola cayese mansamente hacia la cazoleta… Sin embargo, incomprensiblemente, se quedaba arriba y el asunto terminaba además en un bogey tan ingrato como injusto.
