Inicio Grandes Circuitos Señores, aquí nadie termina de ponerse de acuerdo…

Señores, aquí nadie termina de ponerse de acuerdo…

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Justin Rose en la rueda de prensa en Erin Hills. © USGA/Chris Keane
Justin Rose en la rueda de prensa en Erin Hills. © USGA/Chris Keane

Tratemos de ser tan justos como claros: no puede decirse que Erin Hills haya enamorado a la mayoría, aunque los comentarios de los jugadores son más bien positivos. De entrada, a lo que se refieren casi todos es a su extraordinaria longitud. Eso sí, después la USGA decidirá, porque se puede jugar y mucho con la colocación de los tees en buena parte de los hoyos. “Podemos pegar un hierro 4 en un par 3 y al día siguiente un hierro 9”, señala Adam Scott. “Es un campo increíblemente largo, aunque también ofrece muchas posibilidades”, remata el australiano.  Señalemos en este punto que, en efecto, Erin Hills puede llegar a jugarse esta semana como un recorrido de 7.741 yardas, distancia que sería la más larga en la historia del US Open, superando por unos cuarenta metros a Chambers Bay (2015).

Justin Rose sí que le ha declarado su ‘amor’ a Erin Hills. El inglés no había oído hablar demasiado bien del campo, pero en apenas unos días ha sacado su propia conclusión. Sencillamente le encanta. Rose, como otros muchos, está convencido de que el torneo se va a ganar desde el tee, argumentando que quien ponga la bola en juego realmente va a tener opciones de crearse buenas opciones de birdie, lo que no siempre puede decirse en la semana del US Open.

El viento puede y debe ser juez de la contienda. Aquí sí parecen todos de acuerdo: si sopla mucho realmente será complicado que el resultado ganador se sitúe incluso por debajo del par. Otra cosa es si no sopla tanto… En esta tesitura hay opiniones para todos los gustos. Nadie termina de verlo claro. Jon Rahm, por ejemplo, cree que si no sopla mucho el resultado ganador puede irse incluso a -15. Jordan Spieth, teniendo ya en cuenta que las previsiones no dan mucho viento, cree que el ganador puede estar en torno al -5, o incluso llegar al -10. Sinceramente, aunque la USGA parece menos severa que otros años, nos sigue pareciendo utópico que vaya a ‘permitir’ un resultado ganador en esos registros.

Los greenes, de momento y después de toda el agua que han recibido, no muestran la habitual firmeza que se da siempre en este torneo. Veremos hasta qué punto puede apretar ahí las clavijas la USGA, porque nos da la sensación de que este punto también va a ser definitivo a la hora de calibrar la dificultad de campo.