¿Se pueden anotar algunas certezas una vez finalizada la primera jornada del US Open, cuando todavía faltan 54 hoyos? Pues sí se puede, claro que se puede. Y hasta se debe. Otra cosa es cuánto perduran según qué certezas en la vida y en el golf.
– Eso sí, el hecho de tener a Adam Hadwin (-4) en lo más alto de la tabla, más que una certeza, que también, es una verdad inmutable atada y bien atada. Mucho y bien ha jugado el canadiense para firmar un 66 en una tarde ventosa. Es más, casi podría tenerse la certeza de que lo que Hadwin ha hecho por los primeros nueve hoyos del The Country Club no va a volver a repetirlo en toda su carrera, no al menos en un US Open: firmaba cinco birdies entre los hoyos 4 y 9 y el putt más largo que tiraba en este tramo, para crear semejante serie, apenas llegaba al metro de distancia.
Hadwin está disputando el vigésimo Grande de su carrera. Debutó en el US Open de 2011, aquel que ganara Rory McIlroy de calle en Congressional, y hasta la fecha su mejor resultado es un puesto 24º en el Masters de 2018. Sólo lo que ha hecho este jueves en ese tramo del vetusto recorrido de Brookline bien ha merecido la espera. Siempre le ha sobrado la clase, aunque en los últimos tiempos Conners y Hughes le habían comido el terreno en la armada de la hoja de arce.
– Otra certeza que puede anotarse: Phil Mickelson (+8) ya se ha despedido hoy de la posibilidad de cerrar su Grand Slam. El US Open, el Grande que le queda por ganar, de una manera u otra se le sigue resistiendo. No venía en su mejor momento, así que tampoco resulta una sorpresa verlo lejos de los líderes, aunque hasta cierto punto siempre sorprenda ver a Lefty llevándose tal revolcón (vuelta de 78 golpes).
– Más certezas: Justin Rose (-2) sigue evolucionando al alza y en breve se colará en la terna de candidatos. Si no es esta semana, será otra. Pero pronto. Y otra más: quien de verdad siga pensando que Matthew Fitzpatrick (-2) no es un jugador de clase y capacidades sobresalientes, necesita hacérselo mirar. En este sitio ya hemos pedido disculpas suficientemente por ello…
– Y otra: Brooks Koepka (+3) sigue moviéndose en el olimpo del golf, que sin lugar a dudas es su sitio, con el pie cambiado. Suspenso en el Masters, aprobadillo en el PGA (porque pasó el corte, vaya) y de nuevo suspenso en la primera ronda de este US Open, aunque al de Florida todavía se le pueda (y deba) conceder el beneficio de una remontada.
– Callum Tarren (-3) evitará por todos los medios viajar en avión la próxima vez que tenga la oportunidad de jugar un Grande. Este US Open en el The Country Club es el segundo que disputa en su carrera, pues bien, dos de dos, dos veces le perdieron los palos. La primera vez fue en Pebble Beach y le llegaron el miércoles, horas antes de salir a jugar. En esta ocasión ha tenido mucha más suerte. Aparecieron el domingo, un día después de venir aquí. El sábado pasado, que ya estaba aquí, sólo pudo patear y aprochar.
Como también tenemos la certeza de que no lo conocerán demasiado, aquí van algunos datos: es inglés, tiene 31 años, creció jugando el links de Dinsdale Spa, en Darlington, cerca de Middlesbrough (dice que el The Country Club le recuerda a un links) y tiene la tarjeta completa del PGA Tour conseguida a través del PGA Tour. Su mejor resultado este año fue un quinto puesto en el Puerto Rico Open.
– Es una certeza también que David Lingmerth (-3) y Haydn Buckley (-2) no podían imaginar un inicio de US Open así cuando se jugaron en un desempate la última plaza en este torneo en la previa de Columbus. Ganó Buckley, se metió en el US Open y Lingmerth quedó como primer reserva. Entró por la retirada de Martin Kaymer. Quién se lo habría dicho.
– Scheffler, más allá de ser el Número Uno del mundo, es un buen tipo. Sirva este detalle como ejemplo de esta certeza. El amateur Travis Vick, flamante campeón de la NCAA con Texas y mejor amateur del torneo junto a Sam Bennett, ha desvelado una bonita historia. Antes de ir a jugar la previa del US Open quedó a comer con Scheffler, al que conocía del vínculo que siempre tienen los ex con sus universidades. Lo conocía, pero no mucho. Scottie no puso ningún problema, se vieron y le contó todo lo que sabía del campo donde se iba a jugar la previa. Scheffler es socio de ese campo. «Me ayudó muchísimo esa charla a pasar la clasificatoria», confesó Vick.
Por cierto, Scheffler supo darle la vuelta a su ronda en los dos últimos hoyos. Paciencia y aceptación. Las dos claves que dio antes de empezar el US Open. Dos birdies en los hoyos 8 y 9 le han permitido acabar con una buena ronda de PAR, metido de lleno en la pelea.
Y una más con un poco de malicia. Los 15 livgolfers +53 acumulado en la primera ronda.
Casi consiguen el +LIV entre todos, quizá era una exigencia en los contratos.