Inicio Women's US Open Women's US Open 2014 Nº 2 (parte II)

Nº 2 (parte II)

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Retorno a Pinehurst. Las chicas ya son las dueñas y señoras del mítico campo, el Nº 2. La USGA sabe bien cómo hacer su trabajo: los greenes aparecen más que jugables. Magníficos.

Algo (o mucho) ha cambiado en el resort. Se respira otra atmósfera. Más tranquilidad. Es cierto, ningún lunes de semana de torneo es tumultuoso, ni siquiera el de hace siete días. Pero nada tienen que ver un lunes y otro. Las costumbres se relajan, a Dios gracias. Menos pinganillos, menos control en cada puerta, en cada acceso, en cada recodo.

El US Women’s Open es, de largo, el torneo que recibe más aficionados a lo largo y ancho del calendario anual de las féminas, pero sin alcanzar las riadas humanas de un US Open. Así que se cuidan todos los detalles: hoy mismo los operarios andaban ocupados en desmontar parte de las gradas dispersas por todo el campo. Las del hoyo hoyo 18, por ejemplo, se han reducido a la mitad de aforo.

El recorrido también ha cambiado. Lógico. Hoy se han jugado las vueltas de práctica sobre un total de 6.649 yardas, exactamente setecientas menos que el domingo de US Open (7.349), y eso que Kaymer y compañía jugaron en la última ronda los hoyos 3 y 13 mucho más cortos, pues se animaba a los jugadores a tirar a green desde el tee.

Las primeras impresiones de las jugadoras confirman todo lo bueno que ya se ha dicho de este campo y de su preparación. Les gusta mucho. Y algunas andan alucinadas, puesto que apenas se han encontrado con las chuletas de los hombres… La USGA sigue hilando fino.

Disfrutamos un buen rato del espléndido ‘memorabilia’ de la casa club de Pinerhurst, algo que no pudimos hacer la semana pasada. Demasiados filtros, demasiado ‘papeleo’. Es un pequeño santuario de la historia del golf, incluyendo la estatua de bronce que luego fue reproducida como uno de los logos legendarios del gol mundial, el ‘putter boy’.

En fin, que se agradece este pausado latir en la actividad, esta relajación de las pulsaciones. La semana irá ganado en intensidad, porque la pléyade de estrellas entre las chicas en un US Women’s Open no es cualquier cosa, pero los corrillos son y serán más de andar por casa. Menos gafas fashion. Menos chicos suficientemente preparados con uniformes casual, a doscientos dólares la camisa de cuadritos y a trescientos los pantaloncitos entallados. Todo muy ‘ito’. Peinaditos y despeinaditos, afeitaditos o desafeitaditos. Y ese toque de espumita en la cabeza.

(Stacy Lewis, la Número 1 del mundo, sale ahora de la casa club y parece una chiquilla que anda buscando a su madre).