Michelle Wie se ha encontrado dos tesoros nada más aterrizar en Pinehurst. Es lo bueno de ir dejando amigos aquí y allá. Abrió su taquilla del vestuario y allí estaban dos regalitos de Rickie Fowler y Keegan Bradley.
Los regalos, claro está, no eran unas bolas de Pinehurst firmadas ni un arreglapiques, qué va. Eran sus dos libros de yardas, los libros con los que jugaron la semana pasada el US Open. Dos auténticas ‘biblias’ del recorrido Nº2 repletas de información, mensajes, datos y anotaciones.
Ojo, no son dos libros cualquiera. Fowler acabó segundo y Bradley finalizó cuarto el pasado domingo. La hawaiana, lógico, está encantada. “Los he leído y los he comparado con el mío y, desde luego, hay mucho conocimiento en ellos. Lo más importante es que dejan muy claro por dónde no hay que fallar los golpes a green. Tenerlos en mi poder es una experiencia única y enriquecedora. Nunca antes había pasado esto, así que estoy muy contenta”, reconoció.
Eso es tener trabajo hecho y adelantado, aunque claro, sólo es orientativo. Las distancias de Wie no son las mismas que las de Fowler o Bradley, ni pegará desde los mismos tees, ahora bien, todo lo que son referencias en los greenes y alrededor de ellos tiene un valor incalculable. Otro ejemplo: Danielle Kang se ha hecho con el libro de yardas de Dustin Johnson. “Es información fresca, muy actualizada, no un libro de yardas de cuando se jugó el torneo años atrás o información más o menos recalentada, es algo fantástico, ya que las condiciones de juego serán muy similares a la semana pasada. Seguro que será muy útil y estoy muy agradecida”.
