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Carlota se luce en la tragicomedia de Ariya Jutanugarn

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Ariya Jutanugarn posa con el trofeo que tanto le costó conquistar. Copyright USGA/Darren Carroll
Ariya Jutanugarn posa con el trofeo que tanto le costó conquistar. Copyright USGA/Darren Carroll

La victoria de Ariya Jutanugarn en el US Open es la historia de una tragicomedia en tres actos. Primero lo ganó, después lo perdió y por último lo volvió a conquistar. Cuando todo parecía a su favor, estuvo a punto de tirarlo por la borda, y cuando ya parecía que estaba sentenciada resurgió de sus cenizas como el ave fénix.

El relato de la última ronda del US Open de Shoal Creek es una montaña rusa. Era el broche que demandaba uno de los majors más extraños de la historia reciente. Ariya comenzó la semana viendo series tailandesas en televisión mientras el campo estaba cerrado por la lluvia y acabó protagonizando ella misma un thriller que no acabó en película de terror por el canto de un duro.

Ariya Jutanugarn. Copyright USGA/Darren Carroll)
Ariya Jutanugarn. Copyright USGA/Darren Carroll)

Vamos a los hechos. Más de uno, de dos y de tres se fue a la cama después del hoyo 9 convencido de que el triunfo en el US Open ya tenía dueña. No era para menos. Una superlativa Ariya Jutanugarn llegaba al ecuador de la vuelta con un parcial de cuatro bajo par en el día, con cinco birdies y un solo bogey, sofocando los valientes intentos de revuelta de Hyo Joo Kim y Carlota Ciganda.

Ariya Jutanugarn llegó a tener siete golpes de ventaja a falta de nueve hoyos, igualando el resultado más bajo en la historia del US Open

La coreana y la navarra eran las únicas que, a distancia, trataban de dar réplica a la tailandesa, aunque no había manera. Después de nueve hoyos, Ariya estaba con -16, igualando el resultado más bajo alcanzado en cualquier instante en la historia del US Open femenino, mientras que Kim marchaba con -9 y Carlota con -8. Aquello era simplemente una misión imposible.

Carlota Ciganda. Copyright USGA/Jeff Haynes
Carlota Ciganda. Copyright USGA/Jeff Haynes

Pero ya que hablamos de cine, la trama daría un giro absolutamente inesperado. Ariya falló la salida del hoyo 10 y se fue al agua. En principio, nada que temer con una ventaja semejante. Se lo podía permitir. Lo que no se podía permitir es lo que vino después. Dropó, falló el tercer tiro contra los árboles, y el cuarto, y hasta el putt corto de doble bogey se le escapaba sin rozar el hoyo. Seguía mandando en el US Open con cuatro golpes de ventaja, pero el escenario había cambiado por completo. Ariya entraría entonces en barrera.

Un pésimo approach en el hoyo 12 acabó en un nuevo bogey, al tiempo que Kim se ponía a hacer magia con su putter. La coreana embocaba un putt estratosférico de unos doce metros en el hoyo 12, bajo la atenta mirada de Ariya que venía por detrás. La distancia se reducía a dos golpes. En apenas tres hoyos había dilapidado cinco. La tailandesa trataba de sonreír, pero la procesión iba por dentro.

Justo cuando Ariya entró en barrena tras un triple bogey en el hoyo 10, Hyo Joo Kim se puso a hacer magia con su putter

Carlota también trató de meterse en la trama principal, pero le faltó el acierto/suerte que sí tuvo Kim con el putter. La navarra pegó mejores golpes que la coreana, pero no logró capitalizar las opciones de birdie. Por ejemplo, tuvo tres muy buenas en el 13, 14 y 15. Aún así, firmó una gran vuelta de 69 golpes y acabó tercera en solitario, su mejor resultado de siempre en un grande. Carlota está un poquito más cerca. Esta semana debe servir para convencerse de que puede hacerlo, aunque aún se lo debe creer más y se lo tiene que demostrar a sus rivales. Lo que se dice afilar el instinto.

Carlota Ciganda firma el mejor resultado de su carrera en un grande, su tercer top ten y demuestra que la victoria está cada vez más cerca

El US Open quedaba de repente en un mano a mano entre Ariya y Kim. La coreana hacía saltar la banca con un birdie apoteósico en el hoyo 15, embocando desde fuera de green un putt imposible que tuvo que recorrer más de cuatro metros por un antegreen que no era precisamente una alfombra. La distancia se reducía a uno…

Hyo Joo Kim celebra su birdie en el hoyo 15. Copyright USGA/Jeff Haynes
Hyo Joo Kim celebra su birdie en el hoyo 15. Copyright USGA/Jeff Haynes

Jutanugarn recobraba el aliento con un gran putt de par en el hoyo 15 y un tirazo marca de la casa en el hoyo 16, un peliagudo par 3 en el que firmó un birdie espectacular. Volvía a tener dos golpes de ventaja y dos hoyos por jugar. Daba la sensación de que las aguas volvían a su cauce. Pero no…

Cometió bogey en el 17 tras jugar un hoyo horrible, fallando el segundo golpe de colocación al rough y el tercero por más de 20 metros. Y en el 18 volvió a hacer bogey tras marcharse al búnker de green y no poder hacer la recuperación. Lo que parecía imposible se hacía realidad. Como si fuera ficción. Ariya tenía que jugar el desempate contra Hyo Joo Kim. Ni siquiera la coreana se lo creía. El US Open estrenaba este año fórmula de playoff. Se jugaban dos hoyos y si persistía el empate, muerte súbita.

El US Open estrenó la nueva modalidad de desempate a dos hoyos… aunque hicieron falta cuatro

Aquí fue Kim quien perdonó la vida a Jutanugarn. La coreana hizo birdie en el primero de los dos hoyos de desempate con otro putt supremo en el 14. Necesitaba el par en el 18, pero erró su tiro a green tras ver como Ariya se había ido al rough. No hizo la recuperación desde el búnker, mientras que la tailandesa firmaba un approach sensacional para hacer par. Tocaba seguir jugando. Vuelta al 14…

Ariya Jutanugarn. Copyright USGA/Darren Carroll
Ariya Jutanugarn. Copyright USGA/Darren Carroll

Kim volvió a tener la oportunidad de ganar, con un putt muy similar de birdie al del primer hoyo de playoff. Lo tiró muy bien, pero se acabó escapando de manera inverosímil por la parte baja. Mientras, Ariya, con toda la garra del mundo y un poco más, firmaba una sublime recuperación desde el búnker. Al cuarto hoyo de playoff.

Aquí ya acabaría ganando Ariya. Otra vez con una sacada de búnker prodigiosa. Las dos estaban en la arena, aunque en búnkers distintos. La sacada de Kim se quedó corta y falló el putt, mientras que Ariya la dejaba dada, embocaba el putt y rompía a llorar abrazada a su madre y su hermana Moriya. Había que soltar tensión.

Ariya, con 22 años, hace historia al convertirse en la primera tailandesa que gana el US Open. Es su segundo major y la novena victoria en el LPGA. Gana el grande que más se le había resistido hasta el momento. Un final feliz en toda regla.

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