Literalmente se puede decir que el swing de Rory McIlroy le quita el sueño a Yuka Saso, golfista filipina que se ha ganado las portadas de medio mundo por su liderato en solitario en el US Women’s Open que se está jugando en el Olympic Club de San Francisco. «Hay muchísimas noches que me quedo viendo vídeos del swing de McIlroy durante una hora antes de irme a dormir. La última vez fue en el pasado Masters de Augusta. Estuve viendo su swing y su golf durante más de una hora», confiesa.
La filipina que le pega como Rory y quiere ganar el US Open como DeChambeau
Lo ha estado haciendo desde pequeña. Es una obsesión. «De su swing me gusta todo», asegura. Una obsesión buena, claro. Al fin y al cabo, ha dedicado toda su vida, bastante corta todavía a sus 19 años, a tratar de imitar los movimientos de McIlroy… y mal no le ha ido. La realidad es que tiene un swing espectacular, con una velocidad de palo enorme. Con estos argumentos consigue pegar muy largo y salir del rough con más facilidad que las otras jugadoras. «Me ha ido bien, he pegado muy buenos golpes desde el rough y he aprovechado para hacer algún birdie, pero que conste que yo quiero ir a calle», asegura con la ingenuidad de la juventud.
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Sus dos primeras rondas en el US Open, así como sus actuaciones más recientes, con dos victorias en Japón, un liderato tras 36 hoyos en el LPGA (LOTTE Championship) y buenas vueltas aquí y allá, demuestran que tiene juego más que suficiente para ganar torneos y ser una de las mejores del mundo. La duda que flota en el aire es cómo será capaz de manejar la presión. Tiene detrás a todo un país y es consciente de que puede hacer historia. Ningún golfista filipino ha ganado nunca un Grande. Es más, muy pocos filipinos, ellos y ellas, han jugado el US Open. Jennifer Rosales es la gran referente, con dos victorias en el LPGA Tour (2004 y 2005) y un cuarto puesto en el US Open en 2004.
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Más allá de lo que pueda pasar este fin de semana en San Francisco, el gran objetivo de Yuka Saso es participar en los Juegos Olímpicos de Tokio. Por un lado, obviamente, para representar a Filipinas y pelear por ganar una medalla, además de que su padre es japonés, y por el otro, cómo no, para tener la oportunidad de conocer en persona a McIlroy.
Megha Ganne, una joven de 17 años con mucha personalidad
La otra gran protagonista del US Open es Megha Ganne. La joven de 17 años, tercera clasificada a dos golpes de Saso, confesó ayer que no tiene mucho interés en las redes sociales. «Es un mundo al que llegué tarde. Ya lo tenían muchas amigas y cuando me lo planteé, lo pensé y decidí no hacerlo. No tengo ningún problema con que lo utilicen los demás, pero a mí no me interesan, creo que son una distracción y genera demasiado efectos negativos. Al menos, así lo veo yo ahora», asegura. Ya ven, 17 años pero una personalidad a prueba de bombas. No parece de las jugadoras que se vayan a arrugar en un US Open.