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Aventuras y desventuras de un profesional de a pie

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Por Nacho Bermudo, profesional del Real Club de Golf de Sevilla

 

El golf profesional, como bien se puede suponer, no son sólo los grandes circuitos que mueven a los jugadores de más peso, el dinero y la fama… El golf profesional va más allá y Ten Golf, de la mano de Nacho Bermudo, profesional del Real Club de Golf de Sevilla, quiere mostrarles llanamente cómo se vive 'el otro golf': las tensiones, los miedos, los esfuerzos… Nacho nos cuenta en primera persona una reciente experiencia en un torneo del Peugeot Tour.
 

 

      

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Dando bolas en Mondariz

Eran las 2 de la tarde del 27 de agosto. Mi mujer y yo estábamos en la playa apurando las vacaciones y recibo una llamada de la APG desde Mondariz (Pontevedra) donde se celebraba una prueba del Circuito Nacional Peugeot (al no haber superado la Escuela este año no he podido entrar en ninguno). Me comunican que tengo una plaza para jugar el torneo porque ha habido una baja de última hora.

 

Rápidamente hicimos las maletas, cogimos el coche y nos cruzamos España entera (de Sevilla a Mondariz hay 900 kms). A las 3 de la tarde llegamos al club y tuve que salir corriendo para practicar el campo. Tuve la suerte de coincidir con Raul Quirós y José Lorca (que luego ganaría el torneo) en la vuelta de prácticas. El primer golpe del día, después del viajecito de 9 horas de coche fue el típico capón de 50 metros que pega el peor de los principiantes a los que doy clase. Día para olvidar.

El miércoles lo aprovechamos para hacer algo de turismo por la mañana ya que es el día del Pro–am y el campo no se puede practicar. Unas bolas por la tarde y algo de approach y putt.

Mientras se acerca el jueves, el primer día de competición, los nervios aumentan. Aunque no sea un torneo de los que “salen por la tele en directo” en el Circuito Nacional hay mucho nivel y para un profesional como yo, con poca experiencia como jugador, supone todo un reto el poder medirme con los mejores de España. De ahí vienen los nervios.

Mi hora de salida era muy tarde por lo que tenía toda la mañana para seguir comiéndome la cabeza y pensando en los peligros del campo… Tras un buen desayuno marchamos hacia el campo para calentar un poco y tirar unos putts antes de salir a la competición.

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En plena competición

Al contrario que en otros torneos de este tipo que había jugado antes, en el tee del 1 no estaba histérico y con la sensación de que la bola iba a ir sólo donde ella quisiera. Como no esperaba estar allí, jugando un buen torneo, no sentía la necesidad de hacer un importante papel y jugué de forma bastante desahogada. Sin hacer grandes golpes termine con 70 golpes en octava posición. No me lo podía creer. Los pocos Peugeot que había jugado hasta la fecha siempre había empezado con una primera vuelta mala y tenía que recuperar al día siguiente. Ahora iba a ser diferente. Si no la 'cagaba' iba a pasar un corte por fin (y es que todavía tenía en la cabeza mi primer Peugeot, en mi club, delante de amigos y alumnos, donde fallé un putt en el último hoyo de menos de medio metro para pasar el corte).

No me dio tiempo ni de ponerme nervioso porque al siguiente día salía en los primeros partidos. Ese es el problema de los 'malos': salimos tarde el primer día y temprano el segundo. Jugamos, dormimos y jugamos. El día fue transcurriendo sin mayores problemas hasta que faltaban 5 hoyos.

Iba +1 y empecé a ser consciente de lo que tenía en la mano. Un par de birdies fallados en el 15 y en el 16 y un golpe de salida al agua en el 17 hizo saltar la alarma: ¡¡¡otra vez¡¡¡ Me planté en el difícil hoyo 18 con la necesidad mental de hacer como mínimo bogey para poder jugar el sábado.

Y aquí es donde te suelen pasar las cosas que nunca te pasan en un día de prácticas: la bola te da en un árbol y se te queda injugable… etc. Con más pena que gloria conseguí tener un putt de metro para bogey y para un final total de +2. Aunque parezca una tontería estaba más agarrotado que… yo que sé, me estoy poniendo nervioso sólo de recordarlo. Suerte que la bola entró. Con ese resultado estaba entre los 45 mejores. En concreto el 28; así que el no saber lidiar con tranquilidad los últimos hoyos me había costado unos 15 puestos pero me daba igual. A partir de ahora habrá que exigirse más…

El día final me tocó jugar con un francés que habitualmente participa en el Challenge tour por lo que me iba a servir para aprender más si cabe. Fue mucho más sencillo que el segundo día de competición. Los nervios por subir en la clasificación no son comparables con los de pasar un corte. Es otra cosa. La verdad es que los golfistas estamos como cabras… y los pros más. No tuve mucha suerte con el putt y terminé haciendo un digno 71 para acabar en el puesto 22. Un muy buen resultado para coger moral para el año que viene.