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Elvira Larrazábal: La fascinante aventura de la auténtica pionera

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La licencia de Elvira Larrazábal del año 1958.

Serial: Las mujeres que han dejado huella en el golf español

El golf femenino español está cogiendo más fuerza que nunca. La más que posible celebración de la Solheim Cup en España será un reconocimiento a todo lo logrado por nuestras golfistas a lo largo de la historia, y es de ley hacerle un tributo a las primeras golfistas profesionales que lucharon abriendo puertas para lograr lo que el golf femenino español es hoy en día.

Y la primera de ellas es Elvira Larrazábal, la licencia nímero 1 de profesionales españolas expedida en el año 1958, que abrió el camino a las 86 mujeres con licencia profesional que hay hoy en día.

A Elvira Larrazábal se le ha llamado madre coraje, por haber renunciado a su profesión como golfista y dedicado su vida a su hija Carmen, que nació con parálisis cerebral. La vida de Elvira ha sido un ejemplo de lucha, de éxito y de humildad que triunfó en un momento en el que las victorias eran para los nobles. Y en ese mundo ella demostró la grandeza de una persona humilde.

Su historia tiene tela. Elvira nació en el año 1933 en Neguri, en una casa junto al hoyo 4 del campo de golf; era hija de Ángel y de María, una familia modesta. Su padre fue, lo que se decía vulgarmente, “un rojo de la guerra”. Como ertzaina fue escolta de José Antonio Aguirre, el primer Lehendakari, y pasó cinco años en una cárcel de El Puerto de Santa María mientras Aguirre estaba en el exilio. Por ese motivo su vuelta a casa no fue un camino de rosas, pero en el campo de golf de Neguri siempre tuvo las puertas abiertas. “Sólo hubo una persona que dijo que si un rojo entraba en el campo, él se iba, y le invitaron a irse (al socio)”, asegura Elvira. Así Angelín, como le llamaban en el club, empezó a trabajar en el cuarto de palos, a dar clases de golf y a meter el gusanillo de este deporte por las venas de su hija, quien afirma que “a mí no me gustaba nada el golf, pero si me puse a jugar fue por darle un capricho a mi padre, por verle contento”.

“Empecé a jugar con 16 años, con 14 palos de nueve juegos distintos, era lo que había. Salía a jugar a las seis de la mañana con la luz de los postes. Mi padre me lo ponía muy difícil: me enterraba la bola en el bunker para que cuando cayese ahí me fuese más fácil sacarla, decía… Me hacía jugar desde árboles pequeños con las piernas abiertas que yo decía, ‘no voy a caber’, y vaya si cabía… Desde mi casa practicaba los golpes cortitos, que es donde se ganan los torneos. Mis palos estaban roñosos, los limpiaba en el fregadero de casa con la piedra de la limpieza. Y las bolas… nunca estrené bolas, muy pocas veces, eran muy caras… -recuerda Elvira con nostalgia. Cuando había alguna muy picadita mi padre la derretía con una cerilla y rellenaba el huequito”.

Elvira Larrazáb

En aquellos torneos Elvira luchaba por la victoria desde su tremenda humildad frente a las más nobles, demostrando otro tipo de grandeza y así se mantuvo imbatible ganando el Campeonato de España desde el año 1952 hasta el 55: “Mi padre me decía, ‘hazlo por mi’ y estoy muy contenta de todo lo que hice por él. Cuando me fui al primer torneo todas las mujeres del pueblo, que me querían mucho, se fueron a la iglesia a rezar y a poner velas por mi; cuando gané me recibieron en mi club con farolillos. Dije ‘¿esto va a ser así todos los años?’ Y mi padre me dijo, ‘cuando no ganes, no habrá nada’ pero durante cuatro años hubo farolillos siempre. Yo iba a la entrega, recogía mi trofeo y luego me iba a mi casa, no me quedaba a las celebraciones, era otra época muy distinta… pero muy bonita para mi. Yo sabía estar en mi lugar, y me quedaba en mi lugar”.

Toda su vida ha estado rodeada de deportes y deportistas, que en aquella época no era muy habitual. “Conocí a mi marido por la calle, caminando con mi prima desde las Arenas a Portugalete. Me crucé con él y dije, ‘con este tengo que salir yo’, se dio la vuelta, me invitó a bailar esa noche y no nos separamos en 62 años hasta hace 4 que murió. Todavía hoy en día es el árbitro internacional de fútbol con mejor palmarés, que hasta salió a hombros en una final de la Copa de Europa entre el Milán y el Ajax en el Santiago Bernabéu”.

“Nos casamos, nació mi hijo Perú un 29 de junio y en agosto yo ya estaba compitiendo, nos fuimos en un 600 a Pedreña y mi madre le llevaba en un campazo. Aprendió a andar en un green, por eso tiene esos andares tan bonitos. Después nació Iñigo y hasta el día antes de su nacimiento estuve dando clases a mucha gente conocida, al ministro López-Bravo justo antes de su accidente de avión, a los Oriol, a mucha gente. Dejé de competir porque me habían declarado profesional de golf y no tenía contra quién competir, era la única profesional… la primera y única, así que me dediqué a dar clases. Y luego vino Carmen con su parálisis y ahí fue cuando tomé la decisión de dejar el golf”.

«Un día vio mi blaster y me dijo, ‘ya querría yo tenerlo’ y le dije, ‘pues a tu hermano se lo daría, pero a ti no’ y se rió mucho. Seve era un cielo”

“Mi hija necesitaba todos los cuidados de una madre. Yo sabía que ese era mi lugar, y decidí quedarme en mi lugar. Un día, paseando por la calle con ella, me dijo una mujer, ‘si yo tuviese una hija así, no la sacaría a la calle’ y le dije, ‘por eso Dios me ha elegido a mi’. Decidí sacar el golf de mi vida para dedicarme a ella. Me deshice de todos los palos menos uno… mi blaster… mi palo favorito. ¡Cómo lo hacía bailar! Era una maravilla… tenía la cara dorada, pero de tanto trabajo estaba oscuro, oscuro… aún lo tengo y a veces digo que me lo voy a llevar a la tumba”.

“En mi familia el deporte ha sido básico, todos estamos relacionados de alguna forma. Mi marido con el fútbol, mi hijo Iñigo es campeón de culturismo y tiene dos gimnasios, mi hijo Perú fue árbitro de hockey, y yo como golfista… el deporte enseña mucho, tiene unos valores fantásticos para la vida: es paciencia, es superación y, sobre todo, lucha, y eso me ha venido muy bien para afrontar la parálisis de mi hija Carmen. Y con tanto deporte es increíble cómo cambia la gente cuando les hablas de golf, aunque yo no digo nunca quién fui”.

“Ahora tengo un juego de palos detrás de la puerta del salón… ojalá hubiese tenido yo estos palos cuando competía… Y también tengo todas las fotos que pusieron en la exposición del homenaje que me hicieron en Madrid, son una maravilla. No veo mucho golf porque me da mucha nostalgia pero por lo poco que sé, es muy distinto a mi época”.

“Los montes no se juntan, pero las personas si” asegura mientras habla de Seve: “Fue maravilloso conocerle y tuvimos mucha relación. Cuando inauguró La Arboleda nos invitó y allí fuimos mi marido, mi hija Carmen y yo. Hablábamos mucho, y con su hermano Manolo también. Un día vio mi blaster y me dijo, ‘ya querría yo tenerlo’ y le dije, ‘pues a tu hermano se lo daría, pero a ti no’ y se rió mucho. Seve era un cielo”.

“Llevo toda la vida superando obstáculos, ¡tengo de todo menos caspa! y hay que tirar para adelante. Otros se quedan echando azúcar a los churros pero yo no soy de esas personas”

Después de dos infartos cerebrales y una rotura de cadera reciente, a sus 86 años sigue adelante tirando de los valores que le inculcó su familia y el golf: “Llevo toda la vida superando obstáculos, ¡tengo de todo menos caspa! y hay que tirar para adelante. Otros se quedan echando azúcar a los churros pero yo no soy de esas personas”.

Y saliendo, como cada día, a visitar a su hija Carmen para decirse mutuamente lo muchísimo que se quieren, echa una última vista atrás y remontándose a su última victoria hace 65 años “aún recuerdo los golpes como si fuese ayer: reguera, montículo, a green y dentro”.

Elvira Larrazábal fue y sigue siendo hoy en día una GRANDE del golf femenino español y su historia, la de la primera profesional de golf en España, merece la pena contarla.

6 COMENTARIOS

  1. Muy bonito artículo, lo cierto es que cuando quiso hacerse profesional no lo tuvo fácil precisamente, por reticencias personales y lo sabemos de primera mano, pues no lo contó nuestro padre, Gonzalo Lavín, que es quien figura en la licencia de Elvira, firmando como secretario de la Federación. Como dice el artículo de TEN-GOLF, desde Trajectory invitamos a Elvira y a su familia para que acompañara a Seve en un día tan bonito para nosotros.
    En nuestra página de Facebook, Gonzalo Lavín o Magnolia Golf, publicamos una foto de Seve con Elvira y su familia.

    • Yo soy su sobrino, vivo en Sitges. Peru es mi padrino, la quiero con locura, todo lo que dice es verdad y mucho más. Gracias por el reconocimiento a mi tía Elvi. Es una grande.
      Un saludo

  2. Qué bonita historia si fuese cierta.
    Seguramente será la mejor golfista y tiene mucho mérito.
    Es una pena que se cuenten las historias sin contrastar hacen mucho daño pero bueno….

  3. Que artículo tan bonito. Me ha gustado mucho, enhorabuena no solo por haber sido pionera en el golf, sino por haber sido una madre coraje. Un abrazo Elvira, por cierto yo también me llamo Elvira.

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